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Roberto Rodrígues: “La UCAB me ha dado razones para apostarle a Venezuela”

Roberto Rodrígues tiene 20 años y cursa quinto semestre de Relaciones Industriales. Decidido y optimista, decidió alimentar una de sus pasiones en paralelo, por lo que tras terminar su primer año de carrera, decidió arrancar una segunda: Sociología.

Aún así, con dos carreras a sacar adelante, un cargo de representación estudiantil y muchas otras actividades extracurriculares, Roberto afirma estar viviendo la universidad al máximo. Todo esto, sin dejar de dar cada paso con muchísima convicción y ganas de aportar a nuestro país.

La cronología de quien decidió vivir la UCAB más allá de las aulas

“Cuando entré en la universidad no sabía lo que me iba a encontrar, tenía muchos miedos y expectativas: uno sueña y teme en grande. Sin embargo, siempre tuve claro que no quería limitarme a lo académico, no quería venir a clases e irme a mi casa de nuevo”, asegura Roberto, y es que su trayectoria en nuestra Alma Máter lo secunda.

El primer contacto que hizo al convertirse en ucabista oficialmente, fue integrarse en el Voluntariado de Ciencias Sociales (VOCS). Allí participó en distintas actividades, como “la paradura del niño” y el plan vacacional del voluntariado general. También, formó parte de uno de los proyectos más importantes: Scream, un grupo de voluntarios que se agruparon para prevenir, concientizar y erradicar el trabajo infantil.


“En VOCS aprendí a acercarme a una realidad totalmente distinta a la mía, a dejar los prejuicios. Entendí que @lacatólica es una burbuja que te da herramientas para romperla y salir a trabajar fuera de ella”


Asimismo, Roberto resalta como uno de los aprendizajes más importantes del voluntariado es reconocer los problemas y las dificultades desde una óptica realista, entendiendo que no es posible llegar y salvar a la gente que padece. Hay que comprender el entorno y luego saber de qué forma podemos ayudar desde donde sea que estemos.

A partir de allí, se unió al Centro de Estudiantes de Ciencias Sociales (CECISO) como Coordinador de la Extensión Social. Este cargo le permitió conocer de cerca -y engancharse- con la política estudiantil, hasta ocupar su cargo actual.

La política estudiantil: vocación o nada

Roberto de alguna manera salta de su puesto en CECISO directamente a la consejería de facultad, y aunque asegura que, por ser su primer cargo de representación estudiantil, aún está conociendo y descubriendo todo lo que esto implica, siempre ha visto en la política la belleza de la vocación.


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“Yo siempre he dicho que lo que diferencia al que sabe de política y al político es la vocación. Si no tienes la vocación al servicio, en mi caso por mis mismos compañeros y otros estudiantes, estás lejos de lograr la esencia real de la política universitaria”, explica Roberto.

Además, asegura que esto le ha enseñado a enfocarse en ese orgullo que le produce saber que está haciendo las cosas bien y por los demás, pues muchas veces, en el mundo de la política universitaria “uno no recibe las retribuciones que espera, y tienes que saber soportar críticas, escuchar opiniones distintas, y seguir”.


“La UCAB para mí es la razón principal para quedarme. Me ha dado razones para quedarme y apostar a Venezuela: comprender que eres parte de algo mayor, más grande, de una tradición ucabista”


Miedo al fracaso: una desventaja convertida en oportunidad

Muchas veces, cuando hablamos de líderes estudiantiles, asumimos inocentemente que sus capacidades y logros forman parte de todo un talento nato que han podido desarrollar sin problemas. En la mayoría de los casos no es así, y detrás de estas figuras se esconden diversos matices de grises, que van desde los momentos más claros a los más oscuros.

En el caso de Roberto, una de las cosas que más le ha afectado a lo largo del camino ha sido el miedo al fracaso: “Literalmente, me perseguía. Tenía miedo de intentarlo y que las cosas no salieran como quería o esperaba, a no actuar de la manera que otros esperaban de mí. Pero se supera”.

Así, el actual consejero argumenta que esto solo empezó a mejorar cuando entendió que lo importante de sacar un proyecto adelante con éxito no es necesariamente la respuesta de los demás, sino cómo lo haces. “Si lo haces con pasión, porque quieres, no importa qué pasa después”, afirma.

Roberto más allá del campus

Familiar, rumbero y católico. Así se describe Roberto cuando hablamos del joven caraqueño común y no del estudiante que se divide en mil para cumplir con todos sus compromisos académicos.

“Para mantener el equilibrio es esencial tener mis ratos de dispersión. Me encanta salir con amigos, rumbear, disfruto estar en casa, pero siempre prefiero salir a compartir. La UCAB me ha dado excelentes personas para eso”, explica.

Resalta también la importancia de su familia en cada paso y en cada momento de su vida, así como la tradición de consultar con ellos antes de tomar cualquier nueva responsabilidad, conocer su opinión y tomarlos en cuenta.

Finalmente, y prácticamente haciendo malabares, Roberto Rodrígues logra -casi siempre- mantener todo bajo control, entendiendo que actualmente su responsabilidad principal se encuentra en el Consejo de Facultad y dentro de nuestras fronteras: “No importa desde qué ámbito lo haga, pero estoy seguro de que quiero seguir aportando a mi universidad y a mi país”.

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