23 DE ENERO

¿Cómo estoy después del 23 de Enero?

Después de las marchas del 2017, corté puentes emocionales con la política venezolana. Me quedaba en el país pero sin invertir en esa forma de solucionar las cosas. El 2018 fue un año de muchas noticias increíbles, pero me hice la idea de que vivía en el País de las Maravillas: en la corte de la Reina Roja. Luego de eso todo parecía lógico, no importa cuán sin sentido fuera el cambio o suceso que llegaba a mis oídos, todo me parecía lógico en este país.

¿Cómo se llama lo que siento?

He estado intentando etiquetar lo que he sentido en estos días, sobre todo este 23 de enero, pero no estoy seguro de qué pasa…

Las noticias de levantamientos, saqueos y enfrentamientos en zonas populares de Caracas van en aumento y suceden impredeciblemente, sin que nadie los convoque y sin necesitar de un liderazgo. Estas noches he visto como van sucediendo cosas que tardaron semanas en las protestas del 2017, por lo que quizás debería concluir ahí: “estoy sorprendido”, pero estoy seguro de que no es lo único que pasa dentro de mí.

El asombro no opaca la sensación de miedo que producen el mar de noticias que me llegan. Pero no es único ni escalofriante, es miedo a la incertidumbre de no poder predecir qué pasará en las siguientes horas. También temo a las posibles consecuencias de los enfrentamientos, las muertes que se van quedando anónimas con los días, los negocios saqueados que no pueden recuperarse del golpe y las injusticias que cometen los cuerpos policiales que se dan con el más profundo silencio de los medios.


Playlist de Leonardo Marius


Sobre la esperanza

Si hay un miedo que de verdad me preocupa es el que estoy teniendo al ver la esperanza brotar en mí sin que yo haga nada para alimentarla. Más arriba contaba cómo había cortado cualquier lazo emocional con la política y dentro de mi cabeza era un tema que, aunque estaba ahí, no solía prestarle atención.

Después de estos días no puedo negar que me he encontrado pensando en esta etapa con esperanza,  esperanza que intento dominar y volver lo más consciente y equilibrada posible. Tantas veces antes la entregué , por tan poco, fundamentada en cimientos fantasiosos y que seguía ciegamente por el bien mayor para que, al final, resultara en silencio súbito. En una sensación de pérdida y de desesperanza provocada por una quimera todopoderosa a la que no se le podía enfrentar.

Hoy después de haber marchado, veo esa pared que levanté para no sentir más decepción política y la veo con brotes de vida por cada rendija. Casi me cuesta admitir que siento esperanza dentro de mí. Lo más raro es que yo no la puse allí, no la regué, no hice nada por ella; pero, escribiendo esto, logro reconocerla con preguntas que surgen después de ver videos y noticias de lo que va pasando. ¿Será que esta vez sí?

Mi tarea ¿En dónde está mi certidumbre?

De lo que estoy claro es que después de marchar este 23 de enero, seguiré en este camino, no importa lo “aguantaita” que tenga la esperanza. Siento que muchos estábamos esperando un empujón para ponernos nuevamente al servicio (de forma política) del cambio que espera nuestro país.

Sin embargo, esto no cambia nada la confusión y la sorpresa que siento (sentimos) ante lo que está pasando. Me pongo de tarea pensar en qué tengo seguro en este tiempo. Las protestas de 2014 y 2017 tuvieron consecuencias emocionales devastadoras para mí (y seguro para muchos), porque una parte de mi fé en el cambio político se apagó, casi completamente.

Pero en ese mismo tiempo surgieron cosas que me han mantenido de pie en Venezuela: amistades que cerca o lejos me han acompañado y que se han convertido en la resistencia ante cada locura de la corte de la Reina Roja. Haber encontrado una forma de aportar al país, se volvió mi protesta diaria ante lo que pasaba, con la consciencia que requiere de un sacrificio más grande y a largo plazo.

De las protestas de años pasados aprendí que nada va a cambiar por una magia súbita que de repente arregle todo. Me gustó ver y escuchar en la marcha que este no era el definitivo del cambio, sino el comienzo de un trabajo a largo plazo; porque para mí, la situación que vivimos se soluciona solo pensándola a largo plazo, entendiendo el valor de cada día de constancia.


Julen Azpiritxaga, reinventando cómo ayudar al país


¿Qué vamos a hacer?

Al marchar, una de las muchas cosas que me sorprendió fue ver a los grupos que participaban en 2017 tan bien organizados como si no hubiese pasado un día desde la última protesta: los Cascos Azules estaban ahí preparados con sus equipos, atendiendo a quién lo necesitara; mientras que Las Piloneras y Dale Letra al Cambio estaban tan enérgicos como siempre, cantando consignas de paz.

Ver esta energía que había estado en reposo y que ahora despertaba como si no hubiese pasado el tiempo, me hizo pensar cuál sería mi papel en esta etapa, habiendo cometido todos los errores en el pasado: exceso de confianza, mala planificación, mala comunicación y falta de compañía, que me llevaron a separarme de todo.

Veo que hay que hacer muchas cosas en paralelo: seguir trabajando en lo que he invertido tanto en el país, pero sin abandonar mi nicho, mi forma particular de aportar. Otra cosa que debo entender es cuál es mi papel dentro de lo que pasa ahora y cómo puedo involucrarme para ayudar, quizás de formas nuevas que nunca me haya planteado, pero consciente de que no hay magia ni mesías en estas historias.

También debo actualizar mis medios, reentender los canales de información y comunicación, porque sin duda han cambiado. Estos días la confusión crece y la pregunta constante va a ser ¿Qué está pasando?  Será importante hacerla a cada rato con amigos y familia. No solo para conocer los hechos sino para entender qué pasa en nosotros .

¿Tenemos esperanza? ¿Cómo vamos a acompañarnos o a acompañar a los padres de nuestros amigos que están fuera del país? ¿Cómo vamos a enviar y recibir información de los que están afuera?, más confundidos que nosotros.

Por último, debo decir que me mantengo consciente de los errores, mucho más alerta que nunca. Hasta ahora, puedo decir que aunque muchas cosas me han gustado y me han energizado como para salir a marchar de nuevo, hay otras que me preocupan y a las que creo que hay que prestarle atención. Las estadísticas de fallecidos en los últimos días, por ejemplo.  ¿Por qué no hay nombres y causas? como pasaba antes… Hay que estar atentos para no cometer errores por omisión.

A la hora en que se publique esto, quizás han pasado cientos de cosas que cambiarán el panorama. Todo está cambiando ¿Cómo estás tú?

TODO LO QUE PIENSO

PARENTAL ADVISORY: todo lo que pienso sobre las inscripciones

Vida UCAB es un proyecto pensado por miembros de agrupaciones estudiantiles con el apoyo de la Dirección de Identidad y Desarrollo Estudiantil (DIDES). A pesar de que todos los que colaboramos en este portal somos estudiantes, se nos ha dado la oportunidad de crear contenido institucional hecho por gente que aún se está formando… Con todo el riesgo que este proceso formativo conlleva.

Esto pone en nosotros la responsabilidad de crear contenido que esté alineado con la institución que es la UCAB (lo que no evita que creemos memes como una metralleta). Por eso nos reunimos todas las semanas, para preguntarnos qué tipo de contenido vamos a crear para los estudiantes ucabistas.

En el pasado nos hemos contentado con crear unos memes que dibujan muy bien cómo nos sentimos los ucabistas ante el estrés que puede generar las inscripciones en la universidad. Pero lo cierto es que este tipo de contenido nunca terminó de satisfacer nuestras ganas de hablar del tema.

¿Cuál es el problema?

Cuando trabajas dentro de la universidad comienzas a entender muchos de los procesos internos. Esto te permite entender por qué existen cosas que antes te parecían innecesarias. Aun as,  en temporada de inicio de semestre, siempre es difícil tener simpatía con el proceso de inscripciones.

Mientras descargamos veneno sobre las colas y sobre la imposibilidad de encontrar la información centralizada sobre el proceso, el Director de DIDES  nos confrontaba y nos preguntaba si todos los presentes habíamos tenido estos problemas. Muchos (incluyéndome) admitimos que todo había sido super fácil este semestre.

Oh no… Escuela

Algunos en la mesa decían que el verdadero problema tenía que ver con las escuelas, cambios de horario o los problemas en secretaría.

Está claro que hay carreras que por tradición tienen problemas para organizarse al momento de la inscripción. Todos lo notamos cuando vemos las colas en ciertas escuelas en piso 3.

Sin embargo, en la misma mesa, personas comentaban que, en sus carreras, había personas que organizaban las inscripciones de tal manera que fueran lo menos traumáticas posibles. Gente que le importa el magis pues.


Aumento de matrícula: ¿y ahora qué %$*# hacemos?


El asunto de pagar

Pagar cosas en Venezuela siempre es un tema traumático. Demasiadas estrellas deben estar alineadas para que uno pueda pagar sin problemas. Yo mismo pagué en 15 minutos por caja virtual. Cuando vi la cola para pagar en secretaría no pude dejar de agradecerle a San Ignacio.

En este sentido, hay que tomar tres cosas en cuenta cuando se piensa en este punto:

Lo primero tiene que ver con nuestro sistema de pago. Para poder atravesar el túnel oscuro que pasamos a nivel económico, las autoridades de la UCAB han creado un plan para que podamos salir de él lo mejor posible dadas las circunstancias.

Entender esto no es sumar dos más dos. Requiere que se entienda una cantidad de elementos que muchos no queremos pensar. Como por ejemplo, entender el porqué del aumento de la matrícula que debemos pagar.

Lo segundo es la plataforma de pago en Venezuela, la cual sufre por la falta de recursos para poder actualizar sus sistemas. A esto se le suma el hecho de que, actualmente, gran parte de la población tiene que usar más de una tarjeta al momento de pagar. Como consecuencia, tenemos que recurrir a los puntos lentísimos que generan las grandes colas.

Lo tercero es lo más complejo y difícil de entender (al menos para mí): la información no fluye bien entre los ucabistas y la UCAB. Pensando en esta nota trataba de hipotetizar las razones por lo que esto ocurre, y lo primero que se me pasaba por la mente es que la información está realmente desordenada.

Los canales disponibles

Cuando revisas cuántas cuentas de Instagram, Facebook y Twitter hay dentro de La Católica, te pierdes rápido. Muchas de estas cuentas pertenecen a centros, consejeros, escuelas, direcciones, departamentos dentro de direcciónes, y durante la última semana la mayoría publicó información sobre las inscripciones.

El problema de esto es que si comienza a ponerse la lupa sobre la información, te das cuenta de que hay muchas cuentas que publican las cosas de manera parcial, o que publican tanto que las cosas se pierden rápido o se torna difícil saber qué es lo que necesitas realmente.

Otras de estas cuentas publican cosas ligeramente alteradas, no por mal seguramente, sino por error de un diseñador o un encargado de redes que no entendió bien el contenido.

Entonces, haz el ejercicio: si necesitas encontrar información sobre el proceso de  inscripciones UCAB ¿a dónde vas? Mientras más compleja sea la respuesta, más difícil es acceder a lo que necesitamos.

Mea Culpa

Queda claro que el tema no es un campo de flores: hay muchas variables que no podemos controlar y que afectan negativamente el inicio del semestre. Son tres semanas que  todos queremos que terminen.

En esta misma reunión de VidaUCAB, una de las cosas que se hacía evidente es que no existe una explicación fácil en este tema. Pero todos estábamos demasiado molestos por los rebotes en la escuela, las informaciones mal dadas y lo difícil que es entender todo el sistema.

Este rechazo natural hace que las inscripciones pasen a ser un personaje de terror, una historia -que como el hold-, esperemos que termine rápido. Además, se está creando una cultura de rechazo automático con todo lo que tenga relación. Es un tema que vamos ignorando porque nos consume… Por eso preferimos hacer memes antes de hablarlo o investigarlo, parece que finalmente no podremos cambiar nada así que ¿pa´ qué?


Sofía Jaimes, arte y composiciones del recuerdo


¿No se parece demasiado a lo que nos pasa en el resto del país?

Me molesta pensar que di todo por perdido en el espacio que, justamente, me hace sentir lo contrario todos los días.

No tengo muy claro qué hacer para no sentir esto, pero viendo a mi alrededor me encuentro con escuelas trabajando con estudiantes que, sin estar en cargos de consejeros, dan horas de su vida en tratar de organizar las cosas.

Veo a consejeros sudando después de atender la queja número mil, queriendo dar respuestas. También he tenido la oportunidad de ver a estudiantes organizándose para escribir informes sobre las cosas que pasan en este proceso y así trabajar junto a la universidad para mejorarlo.

No estoy seguro de que esta gente sea la mayoría, de hecho pienso que es todo lo contrario. Pero mientras estaba en esa reunión de VidaUCAB, planeando un meme épico sobre hacer cola, había gente que estaba en esas mismas colas tratando de resolver problemas. Si eso no es un choque con mi conformismo, no sé qué será.

A ver, no quiero decir que pienso que toda la culpa es de nosotros los estudiantes por no ver el panorama entero. Las inscripciones llevan años dejando mucho que desear. El sistema parece no soportar la complejidades individuales de cada estudiante, existen escuelas que se atrincheran y cierran sus puertas ante la horda de estudiantes frustrados y perdidos, y en ocasiones (me gustaría pensar que pocas) el servicio de atención al público no es lo mejor del mundo.

Después de escribir me queda la tarea de ejercitar mejor la manera que tengo de quejarme de las cosas y no solo dejarlo ahí. Aunque termino con una pregunta después de todo lo que hemos vivido: ¿Aún creemos en que las cosas pueden mejorar?

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Aumento de matrícula: ¿y ahora qué %$*# hacemos?

Este martes 4 de septiembre, en Consejo Universitario, se aprobó el aumento de la Unidad de Crédito (UC): un costo base de 230 BsS. Este artículo no se trata de una explicación de los precios de la matrícula, ya que las autoridades rectorales han divulgado una extensa explicación que podrás encontrar aquí.

Este artículo es, por el contrario, un intento de ordenar mi propia mente (y con suerte ayudarlos a ordenar la suya) en lo que es, sin duda alguna, el momento económico más difícil que la universidad ha vivido.

El bombazo

El mismo martes en que se aprobó el costo de la matrícula, el equipo rectoral convocó a una reunión con distintos representantes estudiantiles para explicar las nuevas medidas ante los anuncios del gobierno. Por supuesto que me coleé en esa.

No sé si era el único que estaba aterrado. Lo cierto es que a mí no me cabía en la cabeza cómo iba a hacer la universidad para pagar los nuevos sueldos… No solo a los profesores sino a todo el personal, que representa el 65% del presupuesto de la universidad.

La noche anterior ya había hecho el ejercicio: preguntarme qué hubiese hecho yo si me tocase tomar las decisiones para seguir con la universidad abierta. Terminé agobiado pensando en que ya no habría becas. En que direcciones de investigación o de extensión social se cerrarían en función de mantener “las prioridades”. Estaba equivocado, claro.

Los sacrificios

Quedarse en el país exige sacrificio, no importa la razón por la que lo hagas. Algunos son soportables y casi parece fácil adaptarnos a ellos. Otros, sin embargo, te desgarran. Te hacen cuestionar si este es el lugar dónde debes estar, si vale la pena perder tanto.

Lo primero, y quizá más sencillo, que aparece cuando nos enfrentamos a esto es comenzar a plantearse la ralentización del proceso educativo. Es decir, meter pocas materias y  graduarse en más tiempo de lo esperado. Esto le acelera el corazón a cualquier joven en Venezuela, y no por las mejores razones.


La Universidad para el encuentro de Rafael Escobar


Plantearse el sacar una carrera en más tiempo de los 4 o 5 años correspondientes es algo que todo deberíamos hacer. Sobre todo viendo que el promedio para graduarse de muchas de nuestras escuelas supera estas expectativas. Sin embargo, esto es muy diferente. Este ir más lento se escapa totalmente de nuestras manos, depende de variables que ningún venezolano entiende por completo.

Frenar, en este caso, da vértigo… Porque te cuestiona, te hace preguntarte si en algún punto podrás recuperar el tiempo o si poco a poco tendrás que ir yendo cada vez más lento.

Los más grandes

A pesar del costo de la matrícula, a lo que le he dado más vueltas desde que salí de esa reunión informativa, es a algo que ni siquiera tiene que ver con los estudiantes.

La medida del gobierno de incrementar el sueldo a 1.800 BsS. ha dejado a la universidad con unos costos de nómina que son casi inmanejables. Es por esto que para poder pagar los sueldos, una de las decisiones que han sido tomadas, es “achatar” el pago de los trabajadores durante los siguientes dos meses.

Esto quiere decir que, mientras la universidad recupera estabilidad económica (lo que se estima pase en noviembre de este año), todos los empleados de la UCAB van a percibir sueldos similares, independientemente de los cargos en que se encuentren. Una ovación de pie para ellos.

Ay, las becas

Desde hace dos semestres he tenido la suerte de tener una beca que cubre el 100% de mi matrícula. Así que los anuncios referentes a este tema eran de los que más me preocupaban. Fue una gran sorpresa encontrarme con que las políticas de la universidad para la entrega de becas se mantienen igual, al menos durante este semestre.

Actualmente hay un 40% de estudiantes dentro de la UCAB que reciben algún tipo de ayuda económica. Una  decisión que parece poco sabia en una institución que tiene problemas de esta índole. Pero en la reunión del martes me quedo más claro que nunca la visión de la universidad con respecto a estos temas: la persona siempre es el centro.

Ayudar a jóvenes venezolanos a formarse, en un país donde estudiar se ha vuelto un lujo y un acto de rebeldía, parece ser ahora, más que nunca, la meta de La Católica.

Sin embargo, ha sido realizado un cambio que debe explicarse y que deja en evidencia el avance de la crisis en nuestra universidad. A partir de este semestre, a los estudiantes que se pagan los estudios con beca trabajo, solo se les podrá cubrir un total de 30 unidades de crédito durante un semestre.

¿Qué pensar de todo esto?

Resumir estas medidas no es nada fácil, y es probable que requiera de muchos más artículos mientras nosotros mismos vamos entendiendo los cambios. Aún más difícil resulta tratar de analizar las implicaciones que tendrán, para toda la comunidad ucabista, las medidas económicas. 

Lo obvio es que para algunos, la universidad se volverá, más que nunca, un lujo en medio de lo que pasamos. Es probable que este semestre veamos a muchos de nuestros compañeros incapaces de afrontar el pago de la matrícula, o teniendo que decidir entre estudiar o trabajar para poder aportar en casa.

Es probable que muchos de nosotros comencemos a cuestionarnos si vale la pena el sacrificio, cuando la presión crece y todo parece apuntar a que buscar un futuro afuera es lo más lógico. Entonces ¿cómo comenzar este semestre con esta cantidad de cosas en nuestra mente?


4 ejercicios para ayudarte a manejar la ansiedad


Es obvio que lo que pasa fuera de nuestra universidad afecta cada vez más la dinámica a la que hemos estado acostumbrados. Lo que antes parecía asegurado, como poder meter todas las materias que se quisieran, ahora son decisiones que deben ser pensadas estratégicamente. Lo que requiere mayor madurez y consciencia de las metas personales.

Seguimos siendo privilegiados

Hoy, en todo el mundo, ser estudiante universitario significa formar parte de uno de los grupos más privilegiados del planeta. Si la población mundial fuera de 100 personas, solo 7 de ellas asistirían a una universidad. Pensar en esta realidad en un país que tiene peor economía que algunos países en guerra me hace cuestionarme, cada vez más, mi responsabilidad como estudiante.

Desde VidaUCAB no queremos hacer de esto un discurso moral sobre los privilegios que tenemos de poder seguir estudiando. De hecho, seguramente no podemos ni imaginar los dramas que están pasando las familias de los ucabistas ante esta situación. Pero queda en evidencia que estamos ante una situación que sigue siendo mucho mejor que la de muchos otros venezolanos.

El reto más grande de este semestre es anímico. No solo para los estudiantes, sino para toda la comunidad ucabista. En medio de esto debemos ser conscientes de los sacrificios que cada uno está haciendo para mantener la universidad funcionando y aprovechar esta oportunidad. No solo para formarnos en las aulas sino para utilizar cada espacio que vuelve esta universidad una burbuja.

¿Qué hace que la UCAB sea un oasis para ti? ¿A qué no estás dispuesto a renunciar en esta burbuja? ¿Qué has dejado de aprovechar en la universidad? ¿Cómo voy a ayudar a mejorar la situación?

Este es el momento para que nos hagamos estas preguntas… Porque si esta semana estás inscribiendo tu semestre y no las has considerado, no va a pasar mucho tiempo para que estés en feria, grama o solarium preguntándote qué coñ* haces aquí.

El reto es que este sea el acto más grande contra cada medida insólita y sin sentido y que, después de que salgamos de esto, seamos lo que el país realmente necesita.

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El reto del Movimiento Estudiantil: no los envidio para nada

Mientras caminaba al salón de usos múltiples me preguntaba qué tanto se iba hablar de la desaparición de la dirigencia estudiantil en estos últimos meses. Seguro les iban a dar hasta con el tobo.

La reunión comenzó de una manera que no esperaba: Barbara Moncho, consejera universitaria, nos dijo claramente que ella misma estaba decepcionada de la pasividad del movimiento estudiantil.

Añadió que estos meses habían sido difíciles, porque pareciera que cualquier acción llegaba a ser minúscula ante una Venezuela donde todos los días pasan mil cosas que quedan por mucho fuera de nuestro alcance.

Quizás con esta misma intención los dirigentes estudiantiles, que hoy se encargan de tomar las decisiones administrativas del Movimiento, invitaron a un profesor de derecho para que abriera la asamblea. Esto permitió guiar, de alguna manera, el pasticho de confusiones que tenemos en nuestra vida política.

Me costó mucho no irme

A ver, siempre he estado de acuerdo con que a los jóvenes se nos tienen que decir las cosas claramente, sin mucha parafernalia. Solo así podemos entender, sin dar paso a las ambigüedades a las que somos proclives. Pero esto tiene un peligro que es inherente: que la cosa se vuelva, o suene, como “ ¡ESTO ES LO QUE TIENEN QUE HACER, TODO LO QUE HAN HECHO Y HACEN ESTÁ MAL!”.

Después de unos 20 minutos donde mucha gente daba profundos suspiros y muestras de incomodidad, comencé a notar que muchas de las cosas que decía este profesor tenían mucha razón. Aunque su forma de hacerlo despertara en mí la rebeldía adolescente.

De cierta manera siento que necesitábamos ser regañados. Necesitábamos que alguien le dijera sus cuatro cosas a los dirigentes estudiantiles. Pero también a los que fuimos ahí predispuestos a juzgar a unos estudiantes que tienen tan poca idea de qué hacer como la tengo yo.


Qué es la macolla y por qué los ucabistas TIENEN que saberlo


Cuando por fin comenzó la plenaria

Se hablaron de muchas cosas imposibles de resumir sin hacer de esto un pequeño libro. Como es natural en democracia, hubo muchas ideas de cómo se debían hacer las cosas y cuáles debían ser los objetivos. Eso me permitió darme cuenta de cómo con el tiempo nos hemos acostumbrado al totalitarismo, y cuán difícil es trabajar en ideas comunes. Pareciera que las distintas formas de pensar fueran mutuamente excluyentes.

Pero la gente se quedó, y durante poco más de dos horas se discutieron distintos puntos para formar una agenda para el Movimiento Estudiantil UCAB. Después de hablarlo con algunos asistentes, un puñado me decía se hablaba mucho y no se concretaba ninguna acción.

Pero como decía el profesor invitado al principio de la asamblea:  nos encontramos en una situación donde nadie está claro de qué debe hacer y, los que piensan que lo saben, no tienen idea de cómo lograrlo.

De la idea a la práctica

Después de esta asamblea he podido ver que hay muchas ganas de hacer cosas. Pero también lo difícil que va a ser lograr hacer de todas esas ideas una voz común. Esto demuestra lo importante de sentarse con las personas que piensan distinto, para buscar formas de poder coexistir sin tener que atacarnos. Sin tener que hacer islas para no toparnos nunca con nuestras diferencias.

El movimiento estudiantil no la tiene fácil, debe ganarse la confianza de los estudiantes a través de muchísimo trabajo que ni siquiera está muy claro.

Asimismo, preocupa ver que no hay una generación de relevo clara preparándose para asumir los compromisos que surjan, mientras la mayoría de los dirigentes parecen estar en la última etapa de su vida universitaria.

Aún le queda un camino largo al Movimiento, así como una larga lista de tareas: sentar a los distintos sectores de la vida universitaria para llegar a consensos, fijar posiciones, denunciar injusticias, protestar, y quién sabe qué otras miles de cosas.

Lo importante es que quienes no formamos parte de sus filas comencemos a entender, al igual que ellos, que aunque tengamos visiones diferentes de como hacer las cosas todos queremos más o menos lo mismos. Y para eso debemos hablarnos, discutir y trabajar, de alguna forma, juntos.

ELECCIONES

¿Son factibles las propuestas de tus candidatos durante las elecciones?

¡Estamos en la semana más ajetreada de la universidad! Aunque para muchos estos cuatro días de elecciones son un dolor de cabeza, otros disfrutan bastante de la locura.

Por años hemos visto cómo lo candidatos tratan de comprar a las personas no solo con propuestas incongruentes, sino también con chapas, calcomanías y hasta ponquesitos. Poco a poco los estudiantes han agudizado su olfato para detectar las falsas promesas de estos “políticos”. 

Pero a veces la retórica le gana a la razón, y las personas caen en el juego. Y, de cierta forma, esto ocurre porque por muchos años los candidatos han buscado convencer a sus electores con soluciones utópicas que, en la práctica, nunca lograrían concretar.

Pero como en VidaUCAB somos chéveres, les traemos unos trucos para detectar si las propuestas son viables. Esto lo haremos basándonos en las facultades de cada cargo, así que empecemos de abajo hacia arriba:

Centro de Estudiantes

Quienes han estado a cargo de los respectivos centros saben lo difícil que es hacerle entender al estudiante la importancia que tienen.

El centro de estudiantes es la entidad más cercana al ucabista, tal y como lo explica su nombre. Actualmente no existe un manual o reglamento que explique sus funciones. Pero si algo sabemos, es que hacen todo lo que los consejeros no pueden: talleres, foros, cervezadas, etc…

Pero muchos líderes de planchas se dejan llevar por el hecho de que no existe algo que los regule e inventan cualquier tipo de propuesta sin sentido.

Sin embargo, lo único que ellos realmente no pueden hacer es proponer cambios o creación de reglamentos, pues esto necesita ser discutido por un comité de profesores y ellos no tienen permitido entrar a los consejos. Del resto, pueden hacer lo que quieran. Lamentablemente en algunos casos…

Consejero de Escuela y de Facultad

Ahora sí estamos hablando de autoridades estudiantiles. Ellos son la representación de cada uno de los ucabistas en las diferentes escuelas y facultades que conforman a la UCAB. El consejero es aquella persona que debe velar por el bien del estudiante, pero sin dejar a un lado las normas. 

¿Qué no pueden proponer los consejeros de escuela y facultad? No pueden cambiar nada a nivel administrativo. Es decir, si alguien llega a tu salón y afirma que “va a hacer que desaparezcan los holds” o que hará “el proceso de las inscripciones más rápido”, es mentira. Estas funciones no les competen a ellos sino a cargos más elevados.

No obstante, a diferencia del Centro de Estudiantes, ellos sí pueden plantear la creación de manuales o cambios en los reglamentos internos de cada escuela, pues son parte de la estructura de co-gobierno.


Lo bueno, lo bonito y lo feo de los ucabistas


Consejero de Identidad Desarrollo Estudiantil y Extensión Social (IDEES)

El consejero de Idees es el responsable de velar por todas las actividades y agrupaciones internas de la universidad. Es decir, él/ella, en conjunto con los profesores encargados, son los garantes de supervisar e impulsar cualquier iniciativa que surja durante el período académico ¿Recuerdan el Becazo? Bueno, surge desde esta instancia de la universidad.

¿Cómo sabemos si sus propuestas son factibles? Es complicado, pues las facultades de ese cargo son muy amplias. Sin embargo, si dirige su discurso a temas no relaciones con la vida en la UCAB, definitivamente es algo que no va a poder hacer si llega a quedar electo.

Consejero Universitario (CU)

Este suele ser visto como “el Superman”de @LaCatólica. Y en cierta medida no está muy distorsionado de la realidad. Es la máxima entidad estudiantil en la UCAB. El CU es el encargado de dar la cara por cada uno de los estudiantes de las diferentes sedes, tanto de manera externa como interna.

Cualquier problema administrativo o de educación se resuelve aquí. Desde inscripciones tardías hasta suspensión de clases. Pero, hay que tener en cuenta existen cosas que escapan de sus manos.

Si el candidato a este cargo plantea sanciones a profesores o estudiantes que no están estipuladas en el reglamento, es una propuesta falsa. De igual forma, no pueden afirmar que van a agilizar el proceso de inscripciones o trámites administrativos porque no tienen la capacidad inmediata para lograrlo.

Es importante tener en cuenta que todos los casos que llegan hasta este punto tienen que ser aprobados de manera cuidadosa, pues son cosas que afectarán a la universidad.

Así que ya sabes, escucha bien las propuestas. No te dejes llevar por la oratoria y hazle caso a la razón. 

Eso sí, participa en las elecciones y elige al candidato de tu preferencia. De esta forma ayudamos a hacer crecer a nuestra Alma Máter desde los espacios que nos brinda. ¡Qué viva la semana de elecciones!

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Lo bueno, lo bonito y lo feo de los ucabistas

Definir a los “ucabistas” dependerá de muchas variables, y todo dependerá de a quién se le pregunte.

Si le preguntamos esto a los estudiantes de la Universidad Central de Venezuela (UCV), por ejemplo, dirán que somos un “grupo de sifrinos que se la pasan en Pelua y pasan sus materias porque no estudian en la casa que vence las sombras”.

Sin embargo, esta misma pregunta se le hizo a varios estudiantes de la Universidad Monteávila (UMA) … Y sí, para ellos somos “los estudiantes más afines, con complejo de superioridad pero muy simpáticos”

Pero si algo es cierto, es que actualmente somos personas que nos caracterizamos por estar orgullosos de la casa de estudios a la que pertenecemos y de la que formamos parte.

Y aunque tocar el tema del “ser ucabista” nos lleva a un encontronazo entre opiniones, lo cierto es que la UCAB educa a sus alumnos de una manera que los diferencia del resto.


Lo bueno, lo bonito y lo feo del BECAZO


Lo bueno de los ucabistas: somos líderes

Hay algo que nos caracteriza: el liderazgo que tenemos en las diferentes áreas en donde nos desenvolvemos. Desde el salón de clases hasta el trabajo o el hogar.

A lo largo del paso por la colmena el liderazgo es una cualidad que vamos desarrollando y cuando entramos en el mundo laboral nos damos cuenta.

El ucabista busca aportar algo, siempre dar un poco más. Si ya empezaste a trabajar y estás con personas de otras universidades, te darás cuenta que la excelencia es algo que nos diferencia del resto.

Ser “estudiante de la Católica” inmediatamente hace que las personas creen expectativas con respecto a nuestro trabajo. Esto es gracias a la reputación que otros ucabistas han creado.

¿Cuál sería nuestra misión? Mantener ese legado y demostrar que ser ucabista no es solo sinónimo de “gente sifrina”. Además, quienes realmente sienten este apodo como suyo hacen lo imposible por mantener y proteger esa reputación que con esfuerzo y horas de estudios nos hemos ganado.

Si estás en época de pasantías, te darás cuenta que aproximadamente tres de cinco puestos vacantes los ocupa un colega de nuestra Alma Máter. Esto según un sondeo realizado a más de 10 estudiantes que se encuentran trabajando (sí, aquí somos bien científicos y serios).

Así que, a modo de resumen: lo bueno de nosotros es la excelencia y el liderazgo con el que nos forman.

Lo bonito de los ucabistas: somos serviciales

El lema de San Ignacio de Loyola, “ante todo amar y servir”, es algo que ciertamente nos caracteriza. De una u otra forma todos los estudiantes de la UCAB buscamos ayudar a los demás desde nuestro espacio.

Es por ello que no sorprende la cantidad de personas inscritas en las diversas actividades en pro de la comunidad. Esto lo vemos desde quienes le dan la cola a otras personas en el Pide Cola, hasta quienes entregan comida a lo más necesitados en la calle.

En una encuesta realizada a 10 distintos licenciados externos a la universidad, se les preguntó: ¿qué caracteriza a los chamos de la UCAB?

La respuesta fue un tanto sorpresiva porque casi de forma unánime contestaron dos cosas interesantes:

  1. Son personas alegres, llenos de buenas energías
  2. Se preocupan por los demás

Quizá suene un poco cursi, pero es más que gratificante que en este contexto país, esas sean las cualidades con las que nos identifican desde afuera.

Lo feo de los ucabistas: somos egocéntricos

Un refrán muy cierto explica que “ningún ojo mira para adentro”. Así que para conseguir la respuesta acudí a otros estudiantes externos a la UCAB.

Amigos y conocidos de la Universidad MetropolitanaUMA, UCV y la Universidad Simón Bolívar (USB) afirmaron que los ucabistas somos “muy egocéntricos”. 

Según su perspectiva, solemos alardear constantemente de nuestros logros y de nuestra propia universidad. Tal parece que muchas personas nos ven como unos “agrandados”.

Sin embargo, pensando de forma objetiva, quizá y solo quizá, sí somos un poco egocéntricos. O no… ¿Tú qué crees?

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Crónica de un ucabista en su último Psicoshow

El Psicoshow consiste, en pocas palabras, en un show de talento de estudiantes de psicología sin importar qué año curse. Asimismo, puede participare cualquier otro estudiante de otras carreras que quiera mostrar su arte: música, baile, canto…

El año pasado, se canceló por la crisis que se vivió y las protestas que invadieron las calles del país, pero este año regresó… Y fue mi último psicoshow. Fue el último de un grupo de más de 100 estudiantes de psicología de quinto año.

Al mismo tiempo, el Psicoshow 2018 fue organizado por los estudiantes de cuarto año de la carrera: la última promoción anual de psicología UCAB. Esto hasta que un nuevo pensum y un nuevo sistema de materias deje de ser lo novedoso y se convierta en lo común.

Este fue mi último Psicoshow

Probablemente, esta afirmación, este cierre inminente de toda una carrera suene más novelesco de lo que debería, es decir: ¿existirán otros Psicoshow, no? ¿Aun graduados podrán seguir asistiendo a los próximos años? ¿Por qué tan intenso, es solo un show, no?

En este país no. Aquí, estar en las últimas semanas de la carrera no solo significa celebrar y prepararse para el mundo laboral. Estar en los últimos años de la carrera significa tener que enfrentarse de manera anticipada y en la incertidumbre a la pérdida de amigos que no sabremos cuando más volveremos a ver. A no saber si estaremos ahí cuando un familiar nos necesite. A fantasías de seguir estudiando o trabajando en la ciudad de la misma manera en que lo hicieron distintos profesores a los que idolatramos.


Relatos en el punto de venta


En este país, y para la mayoría de los estudiantes en las últimas semanas de la carrera, este fue de manera indefinida hasta quien sabe cuándo, la última vez que podían gritar junto con sus amigos del salón.

Mis amigos ya tienen pasaje en mano

Cada vez que la presentadora del acto, no importaba qué tan divertida o increíble estuviera siendo, mencionaba que ya nos quedaban pocas semanas, y que antes de cantar una canción mencionaba que era para cerrar un ciclo, un rechazo y un pedido de clemencia en forma de sonrisa salían de cada una de nuestras caras. Las de quienes nos tenemos que graduar (e ir) dentro de poco.

Porque no queremos hablar de eso. La carrera, quizás reconocida como hablar para sanar, no quiere ahora tener que lidiar con las despedidas que vamos a tener, con los amigos que vamos a perder, con el futuro que no podemos tener en este país.

Yo tampoco quiero hablar de eso

Pero algo es seguro: cada uno de los estudiantes que estábamos sentados ocupando tres filas del Auditorio Hermanos Lanz, nos sentíamos como en casa. Gritábamos, aplaudíamos y nos reíamos como si nadie nos estuviera viendo, como si este momento fuera nuestro, como si fácilmente pudiéramos hacer eso el resto de nuestras vidas, como si…

Estar en los últimos días de la carrera te da un sentido de pertenencia, de compañerismo, de amor y de afecto. Un sentido que te llena y que te da paz, algo muy difícil de sentir en estos días. Si tú que estás leyendo esto, alguna vez has sentido que no perteneces, que no te sientes cómodo, que no sabes qué hacer, que no sabes si estás donde tienes que estar, paciencia, muchos de nosotros también estuvimos ahí.

macolla

Qué es la macolla y por qué los ucabistas TIENEN que saberlo

La Macolla no es una palabra fácil de definir. Si la buscas en google encontrarás tres definiciones que se repiten. La primera, significa que es una parte de una orquídea; la segunda, un método de extracción de petróleo que se usa en Venezuela. Quizás de ahí viene la forma de usarla que nos interesa.

Y es que macolla, en el mundo de la política venezolana, se refiere a un grupo de personas con intereses comunes que se organiza para lograr sus objetivos, y que siendo políticos de aquí, lo hacen de formas poco éticas.

En nuestra política universitaria la macolla es una palabra que se utiliza bastante. Superficialmente, podría decirse que es cuando los futuros candidatos y miembros de sus equipos se reúnen a planificar quiénes son los que van a llegar al poder.

Eso, para alguien que no está metido en ese mundo, se ve bastante desagradable y parece ser tan oscuro como lo que se hace en nuestra política nacional. Desde afuera pareciera que “macollar” se basa en un juego de tronos donde gana el que sea más vivo.

Sin embargo esta conclusión es reduccionista y divide a la gente en dos partes, satanizando siempre a una de ellas. En @VidaUCAB queremos darte una fotografía de la macolla, con la que puedas hacerte una idea de qué pasa cuando ves a futuros candidatos hablando como si se estuvieran echando el mejor chisme.


Memoria y cuenta de la representación estudiantil: Ciencias Sociales


La macolla es un “secreto”

Hay muchas razones para que la macolla sea un secreto. La primera, y quizás la de menos peso, tiene que ver con el reglamento establecido por la Comisión Electoral. Allí se establece que hacer público cualquier material audiovisual o escrito sobre candidatos o propuestas es tomado como pre campaña. En caso de haber pruebas de esto, puede acarrear sanciones que incluyen expulsión de 2 a 6 meses.

Una razón de mayor peso para los precandidatos, tiene que ver con las alianzas. Para entender esto tienes que recordar (o saber si eres nuevo en esto) que los candidatos a consejeros y centros de estudiantes  le sugieren a sus votantes por quienes más deberían votar en distintos cargos. Esto es lógico ya que llegar a un cargo con aliados en distintas facetas de la  representación estudiantil ayuda a que proyectos en común se trabajen de una manera más fluida. No hay que comenzar de cero.

Todo esto tiene un riesgo que hace difícil saber por qué se dan las alianzas entre candidatos. En muchos casos, estos acuerdos tienen que ver con propuestas afines, proyectos grandes que requieren el trabajo de muchas personas o simplemente la amistad y camaradería.

Sin embargo, en algunas oportunidades, las alianzas tienen que ver con números. En nuestra dinámica universitaria hay personas que por el número de inscritos en su carrera o por su carisma aseguran una cantidad de votos importante, lo cual los hace muy deseables para establecer “llaves”. Entonces se dan casos donde el secretismo de la macolla permite sondear quiénes son los candidatos que podrían favorecer una u otra opción.

La macolla es una palabra buena y mala

Si ves la macolla como un juego de tronos versión universitaria, pareciera que es una cosa mala. Pero como te dije al principio, no vamos a quedarnos con esa imagen reducida de lo que pasa.

Cuando hablas con precandidatos pareciera que hay algunos que buscan estar en el cargo a toda costa por una cuestión de prestigio. Pero afortunadamente son una minoría, porque aceptémoslo: ser consejero o parte de la directiva de centro de estudiantes es una cosa muy ingrata.

Usualmente tienes grandes cantidades de trabajo que nadie nota, debes asistir a una infinidad de reuniones interminables, debes pasar todas tus materias como cualquier mortal y todos los ucabistas de entrada te juzgan duro.

Menciono esto porque también existe la otra cara de la moneda, hay gente haciendo macolla porque quiere hacer un bien por la universidad, hay algo en ellos que los llama a meterse en una dinámica que exige mucha energía y beneficios francamente difusos.

Para esta gente, hacer macolla tiene que ver con organizar sus planes de gestión, preguntarle a consejeros actuales cuáles son las dificultades en sus escuelas o en sus facultades, también conocer propuestas de otros e identificar aquellas con las que podría involucrarse para beneficio de la comunidad.


Acompáñame a ver esta triste historia… Las materias filtro


Lo cierto es que la palabra macolla es usada dentro de la representación estudiantil para referirse al juego de tronos con los cargos y para cuando se hacen planes y proyectos de política universitaria serios y provechosos para los ucabistas.

Nadie sabe cómo pasó esto, pero que la misma palabra signifique cosas opuestas  hace que muchos candidatos no tengan claro cuando están haciendo una cosa u otra. Y para los que estamos afuera, se hace mucho más difícil de discernir.

Aja y entonces…

Quisiera decir que esta es la totalidad de la información que se tiene que saber sobre la macolla pero cada período de elecciones es distinto. Y es que se ve influido por la política nacional (por cierto, este mes son las elecciones presidenciales), las personalidades de los candidatos, la gestión que los precede y muchas variables más.

Tener información de cómo funcionan las dinámicas que, de alguna u otra manera, influyen en nuestra vida diaria ayuda a tomar mejores decisiones en procesos electorales.

Nos hemos acostumbrado a ver cosas como la macolla, etiquetarla como algo malo y automáticamente alejarlas lo más posible de nosotros, pero no ver algo o solo criticarlo no hace que las cosas desaparezcan. Entonces, ¿qué puedes hacer con esta información?

La próxima vez que pienses en votar por alguien pregúntate ¿cómo estableció los proyectos que está ofreciendo? ¿Quiénes son sus aliados? ¿Trabajaron antes juntos? ¿Sus planes involucran trabajo grupal? Cuestionar es el primer paso para ejercer mejor los derechos y deberes que, al menos en espacios como la UCAB, aún son respetados.

PLANTILLA, LO BUENO, LO BONITO Y LO FEO

Lo bueno, lo bonito y lo feo de estudiar en Venezuela

Ser estudiante universitario, como muchas cosas en Venezuela, puede presentar un gran reto y cuestionarse esta decisión suele ser algo que hacemos constantemente, por eso hoy no quiero terminar esta nota con lo malo y que deje un mal sabor de boca, así que, con el permiso de los compulsivos comenzaré por lo feo.

Lo feo

La juventud en Venezuela parece estar en posición de salida, parece un hecho que todos nos vamos y que solo hace falta ponerle fecha. Vivir con esa “seguridad” de que pronto todo el mundo se terminará yendo produce un vértigo que aparece a cada vuelta de la esquina.

No es solo que tus amigos se vayan, cosa que ha pasado durante años ya, también notas como grandes profesores de tu carrera ahora están en otras tierras, y la generación de relevo, esos recién graduados que creen en formar a otros, solo duran un par de semestres como profesores. Los recursos son otro gran tema para los que decidimos estudiar, los libros se vuelven inaccesibles, las copias se vuelven impagables y hasta el precio de una libreta te hace tragar grueso.

Tener todo eso en la cabeza, entre las otras muchas cosas que vive cada individuo, no es el mejor estado para el aprendizaje. El doctor Terrence Sejnowski (Neurobiólogo computacional del Instituto Salk) explica en su curso “Aprendiendo a Aprender”, como estos estados de estrés, donde nuestros pensamientos tienden a dar vuelta sobre lo negativo, provocan un estado en el cerebro que hace difícil que el conocimiento se fije, en sus palabras “se crea una especie de bruma que nos hace difícil recurrir a nuestro conocimiento”.

Esto da como resultado que muchos de nosotros estemos constantemente frustrados por no rendir lo suficiente agregando más peso al cuestionamiento de si es mejor emigrar y dejar la carrera a un lado.


Lo bueno, lo bonito y lo feo de “El Becazo 2017”


Lo bueno

La realidad es que estudiar en otro país no es lo más fácil del mundo, depende a donde vayas las universidades son muy caras o entrar a las de calidad es bastante difícil para extranjeros. Venezuela representa una gran oportunidad para graduarte en una universidad de calidad por una milésima parte de lo que cuesta afuera.

Los ucabistas están siendo absorbidos por empresas en todo el mundo por nuestras excelentes posiciones dentro de los rankings universitarios, y algunos hasta han llegado a ser la élite en sus campos.

Sumado a esto, si se compara a @lacatólica en su infraestructura, calidad de profesores y constancia en la prestación de servicio; con otras universidades, el salto es abismal. Por una fracción del costo de las universidades más caras del país nuestra universidad ofrece una gran variedad de opciones para que estudiar una carrera universitaria se vuelva una gran oportunidad de crecimiento personal y profesional.

Lo bonito

El tema económico y las muchas oportunidades que da tener un título ayudan a anclar los deseos de estudiar en el país, pero está claro que no es suficiente. Cuando uno ve la cantidad de actividades pensadas y hechas por estudiantes; y para estudiantes se da cuenta que a los jóvenes no solo le interesa ganar un título como un peaje a una posición en una empresa. En todas las universidades del país se ven jóvenes empeñados en nutrir esta tierra a pesar de que todas las posibilidades estén en contra.

Muchos estudiantes universitarios han entendido que no solo vale el titulo para construir el futuro, hay que comenzar desde antes, preparándose en habilidades que no se aprenden en el aula, pero que ayudan a usar todo el conocimiento de la carrera en el mundo real. Durante el último semestre se registraron más de 100 permisos para realizar actividades en el campus, encontrándose: talleres, foros, ponencias, simposios, obras de teatro, actividades de voluntariado, competencias deportivas, entre muchas otras.

Actualmente en la universidad hay más de 30 agrupaciones activas que van desde los Centro de Estudiantes hasta competencias de modelos internacionales. De lunes a viernes los voluntarios salen a las comunidades cercanas desde Santa Inés o atienden las necesidades de los usuarios de los servicios que ahí se presentan. Publicaciones como Relatos del Hambre o las hechas por el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) ofrecen información importante para provocar el cambio en el país.

Irse o quedarse estudiando no son decisiones fáciles, cada uno desde su experiencia personal vive esta historia de manera distinta y sus decisiones no deberían ser cuestionadas, porque cada camino es incierto pues no hay predicciones 100% acertadas. No tengo idea de que vaya a pasar en el futuro, es posible que un día no pueda más y tenga que irme, pero mientras tanto me ayuda hacer consciente lo bueno, lo bonito y lo feo para entender qué se me hace más difícil y qué me da esperanza en medio de la tormenta.

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Hora de construir desde cero en Venezuela

Se sabe que Venezuela se haya en una situación difícil. Que progresar en un país en crisis económica, política y social genera más obstáculos de los que evade para un joven que aspira independizarse, tener hijos, escalar laboralmente, etc. También se sabe que hay otros países en donde vivir no se hace tan cuesta arriba. No se tiene a dónde llegar, pero se puede construir ese espacio con esfuerzo y paciencia. En ese caso, tal vez no seamos venezolanos de Venezuela pero sí al menos seremos venezolanos en otro lugar, y eso es suficiente.

Usualmente se toma la decisión de vivir y desarrollarse en el país de origen por mera costumbre. Si las cosas además andan bien, entonces el cuestionamiento nunca aparece. Y si aparece, muchas veces la mejor respuesta es la más fácil: “Me quedo porque tengo mi familia aquí, porque aquí me crié, porque hablo este idioma, porque todos mis contactos están aquí, etc.”.

En Venezuela ese modelo de pensamiento no soluciona muchos cuestionamientos generales de la población. Si bien las redes de apoyo y de contacto siguen existiendo dentro de la sociedad venezolana, su alcance cada vez se hace menor en la medida en que el poder adquisitivo se desploma. Muchas familias también se han dividido porque algunos de sus miembros migran, y el idioma parece ser una barrera cada vez más superable para cualquier persona. Quedarse hoy día en Venezuela es sinónimo a vivir en una situación difícil y además peligrosa.

Irse a vivir en el extranjero tampoco es ese tipo de decisiones que se toman para aligerarse la vida. Ciertamente, emprender dentro de sociedades distintas, donde se debe construir desde cero, es también una situación complicada y difícil. Si bien en muchos países la economía permite el progreso, existen muchos factores sociales, políticos y culturales que podrían aislar la posibilidad de tener una vida plenamente satisfactoria.


La segunda edición de “UCAB para llevar” compartió con La Consolata


Es por eso que quedarse hoy día en Venezuela es ese tipo de decisiones que no se pueden enfocar desde un punto de vista utilitarista. Si se ganan las fuerzas para quedarse es porque se comprende que toda la pena vale en la medida en que contribuimos a construir desde cero, espacios en donde como sociedad venezolana todavía se pueda progresar.

Es cierto que hay fuerzas dentro del país que prefieren que las cosas se sigan haciendo solo a su manera, lo que destruye cualquier tipo de oportunidad que no sea concedida por ellos por el mero obstinamiento de dominar. Estas fuerzas se hacen aún más poderosas en la medida que se van los ciudadanos que podrían entenderlas y enfrentarlas. Mientras más personas se vayan, más tiempo permanecerán en el poder los gobernantes actuales.

¿Irse o quedarse?

Es por eso que la idea de quedarse en Venezuela ya no puede venir de una forma de “facilismo”, sino más bien de un compromiso de permanecer firmes en la tierra que queremos ver mejor, de construir desde cero a sabiendas que solo los venezolanos somos responsables y autores directos de nuestro bienestar.

Por otro lado, irse nunca ha sido la decisión más sencilla. Es la idea de dejar atrás todo lo que conocemos para buscar ser validados lo suficiente como para poder ejercer un impacto positivo en otras sociedades. Implica generar nuevas amistades, nuevos contactos laborales, y un largo etcétera.

La apuesta por quedarse en Venezuela o por migrar a otros países ahora es otra. Ambas decisiones se nivelaron en el momento en que quedarse dentro del país se hizo más serio. Porque lo que se le pide al venezolano de hoy es un momento de seriedad frente a las circunstancias que se están padeciendo. No es que irse no sea un compromiso serio, sino que quedarse nunca había exigido tanta seriedad como en este momento.

En medio de esta disyuntiva histórica, los estudiantes ucabistas deben tomarse su tiempo para decidirse entre la estadía o el exilio. No se trata solo acerca de sus posibilidades económicas o sociales futuras. Se trata de hacia dónde dirigir toda la energía constructiva que poseen, de hacia dónde se verá mejor encausada, dónde será más productiva, más necesaria.

El camino a elegir ya no es obvio, ni fácil de ninguna manera. Pero aún se puede sacar lo mejor de las circunstancias. ¿En qué país se está dispuesto a construir desde cero?