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Alejandra Martínez: “COMUNIMOIT es un proyecto que transforma vidas”

Una espectadora con vocación de servicio

Con tan solo veinte años de edad y cinco semestres aprobados de su carrera, Alejandra es el claro ejemplo de una estudiante “integral” y un ser humano excepcional. La joven, que durante el pasado período académico fungió como Coordinadora General Estudiantil del Modelo de la Organización Internacional del Trabajo para las Comunidades (COMUNIMOIT), cree en el bienestar ajeno como clave de la propia evolución personal. “COMUNIMOIT ha sido una de las experiencias más transformadoras que he tenido la oportunidad de vivir, sobretodo porque tuve que ser espectadora del crecimiento de otros y yo creo que eso, quieras o no, te complementa”, precisó.

Sus palabras se ven apoyadas, por ejemplo, por su participación en Pazando, donde tuvo la oportunidad de visitar la Guajira zuliana. También pudo contar sus experiencias poco tiempo después en una exposición fotográfica que reunió las historias de todos los involucrados. Alejandra cumple labores similares dentro del Voluntariado de Ciencias Sociales (VOCS), en el programa Scream Venezuela; y por supuesto en el MOIT, donde se ha desempeñado como tutora y delegada.


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¿Cosechando frutos en silencio desde el COMUNIMOIT?

“Es un proyecto que transforma vidas”, no tiene problema en sintetizar con la simpatía que le caracteriza. El programa busca empoderar a jóvenes de las zonas populares, quienes tras una preparación de cinco meses serán capaces de ejecutar roles como trabajadores, empleadores y gobernantes en medio de una conferencia simulada, donde su oratoria, improvisación, trabajo en equipo y negociación se verán puestas a prueba.

El mérito no es solamente de los bachilleres participantes, sino también de sus preparadores, como fue el caso de Alejandra. Gracias a su dedicación y desenvolvimiento consiguió el cargo de Coordinadora General Estudiantil del proyecto, a pesar de haber lidiado con las frustraciones que le trajo su complicado horario de clases y la desmotivación de sus pupilos.


“Yo sí creo que no es lo mismo estudiar en la UCAB que ser ucabista”


Madurar dentro de la colmena

“Una de las cosas más lindas de este programa fue confiar en mí”, expresa Martínez. Su interés, receptividad y ánimo son aquellas cosas que le definen más allá de lo físico, aunque, desde luego, sus palabras tienen un motivo y razón que se remontan a su niñez y adolescencia.

Previo a su llegada a la UCAB, Alejandra vivía en el interior del país, específicamente en Punto Fijo, por ende debió adaptarse a una descontrolada ciudad como Caracas. Por suerte halló en el MOIT un espacio de evolución. “El MOIT fue mi primer acercamiento con lo que realmente significa ser ucabista”, reseñó.

Así como el eslogan del reconocido modelo, las palabras creer, crear y cambiar llevan para ella un sello ucabista, pues fue dentro del campus donde tuvo la oportunidad de creer en sí misma, en sus sueños y metas. La UCAB también le permitió crear a esa persona que tanto aspiraba ser y, finalmente, cambiar su vida y la de otros.

Del mismo modo que la universidad busca incansablemente poner en práctica el lema “amar y servir”, Alejandra cree que “el que no vive para servir, no sirve para vivir” según profesó alguna vez la Madre Teresa de Calcuta. Es por ello que si pudiera dirigir un mensaje a toda la comunidad universitaria, principalmente les invitaría a ser partícipes de la excelencia y a “vivir la universidad de una forma distinta”, saliendo de la zona de confort y buscando experiencias que los ayuden a entender la vida en el campus.


“Yo empecé a cumplir mis sueños antes de soñarlos y eso se lo debo a que en algún momento quise aprender más de lo que me ofrecían. Yo sí creo que no es lo mismo estudiar en la UCAB que ser ucabista”


 

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