Juan no es alguien de quien puedas sacar conclusiones de buenas a primeras. Tiene la capacidad de sorprenderte siempre con un comentario, una habilidad o una camisa de un gatito surfeando en una pizza. Es probable que esa mezcla tan heterogénea que siempre ofrece a los demás sea el resultado de una vida llena de oportunidades de reconstruirse.
Desde muy pequeño Juan tuvo que aprender a adaptarse a nuevos entornos. Sí, desde primer grado, cuando viajó con su familia a España a probar suerte y terminó cursando una pequeña parte de su primaria. Las cosas no salieron como esperaban, regresaron al país, esta vez a Puerto Ordaz. Allí pasó por tres colegios y una lluvia de actividades entre las que estaban fútbol, karate, coro, los boy scouts y un larguísimo etcétera.
¿Cómo fue moverte tanto?
– Fue tedioso -se ríe- Nah… La verdad fue divertido. Conoces gente nueva, lugares nuevos y todo eso. Pero sí pega. Sobre todo de niño. Te cuesta mantener amigos, siempre te ves obligado a comenzar de cero todo el tiempo. Eso era fácil hasta que llegué a bachillerato y bueno, tú sabes, “la adolescencia”.
Hasta llegar a primer año era muy gafo, muy inocente. De repente entras a un sitio donde la gente se conoce desde kinder… Es difícil. Además, llegué e hice un chiste demasiado gafo el primer día, nunca me borré ese chalequeo. Pero bueno, menos mal uno madura. Me dejé de tomar esas cosas tan en serio. No estaba acostumbrado a interactuar mucho con la gente pero poco a poco fui aprendiendo. Creo que lo logré más cuando entre a la universidad.
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El viaje a Caracas
Su experiencia universitaria en la UCAB empezó en Guayana, y fue una etapa que seguro todos hemos queridos vivir: se encontró viviendo solo, con carro, un montón de amigos y la libertad de hacer lo que quería. Aún así Juan decide pedir su traslado a Caracas y, aunque no lo consiguió a la primera, terminó siendo aceptado.
– ¿Por qué decides nuevamente cambiar de entorno si la estabas pasando tan bien en Guayana?
– Cuando me decidí por estudiar comunicación fue porque me llamó la atención la parte de la publicidad y las comunicaciones corporativas. En UCAB Guayana la carrera tiene un fuerte sentido periodístico, y aunque no me disgusta, prefería estar en Caracas. Aquí pasan más cosas. Además de que allá tienes los típicos problemas del interior: el transporte no existe, si quieres salir con tus panas debes cuadrar colas y si no lo logras te quedas. Tampoco es que pasen muchas cosas allá. Preferí pedir traslado.
– Llegas a Caracas, la ciudad más peligrosa del mundo ¿Qué te pareció nuestro caos?
– Bueno, hubo mucho que afectó mi primer semestre aquí. Al principio lo que más me pegó fue el metro. Estar una hora y media metido ahí con calor, retraso, gente de mal humor. Me quitaba toda la energía. Llegaba a mi casa arrastrándome, aunque descubrí que podía leer por largos periodos, no lo sabía.
Un poco después de empezar clases empezaron las guarimbas del año pasado. Eso sí fue una experiencia loca. En clases me mandaban a cubrir las marchas, yo no tenía ni idea de cómo moverme en la ciudad, no sabía dónde quedaba nada.
Sus inicios en VidaUCAB
Juan comienza su experiencia en Caracas lleno de confusión por un país que estaba hirviendo. Lo que no lo ayudaba a conocer nuevas personas. Sin embargo, en una de las pocas clases de ese semestre conoce a Óscar Moreno, un miembro de Cine Club. Compartían el amor por el cine de culto y la cultura geek. Es él quien lo invita a una reunión en DIDES, donde el plan era crear una actividad para afirmar la autonomía universitaria.
– ¿Qué pensaste de ese primer encuentro?
– No tenía idea de a qué iba. De repente escuché a un montón de gente hablando del país, de la autonomía universitaria, de un evento para cantar el himno y dar discursos. Yo no quería hacer nada… Pero unos días antes la policía se había llevado a estudiantes de UCAB Guayana. Algo de eso me llamaba y me ofrecí a dar el discurso que habíamos escrito entre todos. Claro que puse la torta, por los nervios dije Astronomía Universitaria, todo el mundo se rió.
Después de ese primer encuentro Juan no dejó de ir a la oficina. En los almuerzos se le veía compartiendo recetas de granos y otras exquisiteces con las secretarias. De vez en cuando todos nos preguntamos cómo había llegado hasta ahí.
Lo cierto es que poco a poco fue demostrando más que sus habilidades culinarias y comenzó a editar videos e imágenes para VidaUCAB y también para Cine Club. Parecía que no había nada que no pudiese hacer.
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¿Cómo aprendió a hacer tantas cosas?
– Bueno, de pequeño mis papás me metían en todo. Esas cosas las fui guardando como habilidades. Cuando estaba más grande mi papá me recomendó aprender photoshop. No lo toque mucho al principio, pero tenía un amigo que iba aprendiendo cómo hacer algunas cosas y nos íbamos compartiendo imágenes. Así fui puliendo. Fue por eso que entré a Cine Club y a VidaUCAB. Eso también me ayudó a ir dando ideas y aportando cosas para hacer crecer el espacio y conocer más gente.
– La mascota de VidaUCAB, ayudas en Cine Club, eres coordinador de Artistas UCAB y el presidente Geek Club. Son muchas cosas las que has hecho en el tiempo que has vivido en Caracas ¿Qué has aprendido de eso?
– Verga… Lo bueno y lo malo de las personas. Por un lado, ves que mucha gente no se compromete con las cosas, a la mayoría de la gente le gusta lucirse, que su nombre salga en todos lados y terminan por abandonar todo. Pero por otro lado ves que hay personas que hacen las cosas con pasión. Gente que quiere crear espacios para otros, para que otros sean felices. Hay mucho trabajo que se hace tras bastidores, por ejemplo, en las agrupaciones donde estoy. Se hace mucho trabajo que nadie ve, pero que es necesario para que las cosas salgan.
Cuando estás en una agrupación pasas por un proceso formativo que te complementa. Si no estás metido, eres un licenciado que no sabe hacer realmente nada práctico. Cuando haces un evento, así salga mal, aprendes mucho ¿Por qué la gente no fue? ¿Por qué no me dieron el espacio? Lo haces todo de nuevo para que no vuelva a pasar y aprendes.
Geek Club
Juan es el presidente de Geek Club. Una agrupación que promueve la cultura geek en la universidad. Sí, son los que han proyectado anime, organizaron el torneo de juegos de vídeo, y las bailoterapias en Just Dance por toda la UCAB.
– ¿Por qué la cultura geek? ¿Eres otaku?
– Tengo todo para ser otaku pero no me considero uno -se ríe-. Cuando estaba chico mi papá me mostró Evangelion. Fue mi primer contacto con el anime. Con el tiempo fui comprendiendo el por qué me gustaba tanto: te permite ver personajes mucho más complejos de los que de se te presentan en disney. Historias no tan trilladas y que derraman el cerebro.
El Club Geek nació para reunir a la gente que es como yo. Se crea un espacio donde puedes pasarla bien jugando, hablando de otro tipo de arte y de cultura. La mayoría de las cosas no las organizo yo. Los miembros del club vienen con ideas y yo solo trato de facilitarlas, que sepan donde tienen que pedir el permiso, cómo hacer flyer, cosas así.
Es difícil resumir a Juan en una sola nota. Tiene tantas facetas como en sitios ha vivido. Después de entrevistarlo me doy cuenta de por qué nos sorprende tanto. Y es que no solo pasó por todos los lugares e hizo todas las cosas que hizo, sino que tuvo la capacidad de entender qué le dejaba cada una de esas experiencias. Así, las mantiene presente en todas las cosas nuevas que hace.