Pide Cola

Relatos del Pide Cola, la historia detrás del cartel

Todos conocemos el famoso “Pide Cola”. Sí, ese puesto que vemos lleno de gente cerca de la salida del estacionamiento. Sin embargo, todos los lugares de la Universidad tienen su historia, y este no es la excepción.

Si algo caracteriza a los ucabistas es su capacidad para inventar soluciones. Y eso es el Pide Cola, la respuesta al fastidio de agarrar metro a las 12 del medio día, o a la insoportable transferencia en Plaza Venezuela a las 6 de la tarde.

Cuenta la leyenda que esta iniciativa comenzó desde hace aproximadamente siete u ocho años, y que al inicio nadie entendía por qué se paraban justamente en ese lugar para pedir la cola. Pero, de alguna u otra forma, esta brillante idea comenzó a generalizarse.

Ahora, el banquito se ha popularizado y ha sido tan exponencial su crecimiento que se ha empezado a “burocratizar” el hecho de solicitar transporte.

Juan Giacopini, usuario general del Pide Cola, afirmó que “se ha empezado a estandarizar procesos para montarse en el carro. Es decir, hay literalmente una cola de personas  dependiendo del lugar a donde vayan los demás“.

Por lo que explica el estudiante de Derecho, ahora existe un “turno” para poder montarse en algún carro. Tal parece que la teoría de Organización Social de Robert Merton está causando efecto en la UCAB.

No obstante, es importante resaltar las historias de esta nueva reliquia de la universidad. Tras un estudio exhaustivo, se logró recopilar algunas de las anécdotas más insólitas y extrañas de esta puesto.


Mi vida es un meme


Relatos del Pide Cola

Desde pancartas con colores llamativos hasta escritos en cuadernos. El Pide Cola es un lugar en donde cada día es una nueva historia. 

Para ser un usuario en este lugar tienes que tener dos características:

  1. Paciencia
  2. Buena energía para atraer la cola rápido
  3. Disposición a hablar

Algo común en estos relatos es que “la experiencia es muy buena”. Todos los entrevistados concuerdan que este es un ejemplo de que todavía hay bondad a pesar de los momentos difíciles que la gente atraviesa.

Sin embargo, no todo es color de rosa. Hay gente que, al parecer, no tiene ese don de ayudar. Unos pasan lento e ilusionan a las personas que están esperando por ser rescatados, mientras que otros graban a las personas que se encuentran en el lugar.

Toda una experiencia ucabista

Isabella Ramia, estudiante de tercer semestre de Comunicación Social, y usuario frecuente de esta opción; afirma que es toda una experiencia ucabista.


“El Pide Cola es toda una experiencia, toda una comunidad”. Isabella Ramia


Y,  como toda comunidad, hay gente agradable y gente insoportable, según explica la estudiante. 

Por otro lado, María Antonieta Ascanio, estudiante de décimo semestre de Comunicación Social, afirma que este lugar se ha convertido en algo de gran ayuda. No solo para ella, sino para todas las personas que viven lejos.

Asimismo, Daniela Moreira, estudiante de Psicología, explicó que aunque ha usado pocas veces el Pide Cola, las veces que ha estado le ha ido muy bien. Además, recomendó usarlo porque es una forma de conocer a gente. Lo definió como una “posible red de contactos”. Sin embargo, hay anécdotas que vuelven esta experiencia aún más divertida.

Por otro lado, Deniz Cabellero fue víctima de las consecuencias de irse con alguien desconocido.

Era su primera vez en el Pide Cola y sus expectativas eran altas, ya que sus amigos le habían comentado lo excelente que era. Pero, para ella resultó ser uno de los momentos más incómodos de su vida.

Se montó en el carro de un joven de 1er semestre, quien no sabía manejar muy bien. No obstante, estaba la mamá en el carro, y esto le dio un poco más de tranquilidad.

Cuando iban saliendo de la universidad vía Prados del Este, el conductor novato casi choca a una moto. ¿Qué pasó? Pues la mamá lo empezó a regañar todo el camino, y hasta la obligó a bajarse del carro. Deniz, sorprendida, no pudo evitar poner cara de asombro ante la situación realmente incómoda.

Así que decidió bajarse en Santa Fe, a pesar de que ella vive lejos de allí. ¿Moraleja? No te montes en un carro si la mamá del muchacho está de copiloto. 

Relatos del conductor

¿Creían que solo los que pedían la cola sufrían? La respuesta es: definitivamente, no. Para contar relatos es necesario tener las dos versiones de la historia.

Ana Cristina Lalín comentó su experiencia, un tanto desagradable, al equipo de VidaUCAB. Al salir de clases decidió darle la cola a una pareja que estaba en el puesto. Al montar, los dos jóvenes se presentan y empiezan a entablar una conversación normal con Ana.

Sin embargo, hubo un momento de silencio. Cuando Ana se voltea a ver si todo estaba bien, descubrió a estos tórtolos dándose unos besos apasionados. Esto siguió y siguió hasta que llegaron a su destino.

Si has usado el Pide Cola, seguramente tienes alguna historia que contar. ¿Qué otras cosas te ha tocado vivir al darle o pedirle la cola a un pana?

Los comentarios están cerrados.