Este martes 4 de septiembre, en Consejo Universitario, se aprobó el aumento de la Unidad de Crédito (UC): un costo base de 230 BsS. Este artículo no se trata de una explicación de los precios de la matrícula, ya que las autoridades rectorales han divulgado una extensa explicación que podrás encontrar aquí.
Este artículo es, por el contrario, un intento de ordenar mi propia mente (y con suerte ayudarlos a ordenar la suya) en lo que es, sin duda alguna, el momento económico más difícil que la universidad ha vivido.
El bombazo
El mismo martes en que se aprobó el costo de la matrícula, el equipo rectoral convocó a una reunión con distintos representantes estudiantiles para explicar las nuevas medidas ante los anuncios del gobierno. Por supuesto que me coleé en esa.
No sé si era el único que estaba aterrado. Lo cierto es que a mí no me cabía en la cabeza cómo iba a hacer la universidad para pagar los nuevos sueldos… No solo a los profesores sino a todo el personal, que representa el 65% del presupuesto de la universidad.
La noche anterior ya había hecho el ejercicio: preguntarme qué hubiese hecho yo si me tocase tomar las decisiones para seguir con la universidad abierta. Terminé agobiado pensando en que ya no habría becas. En que direcciones de investigación o de extensión social se cerrarían en función de mantener “las prioridades”. Estaba equivocado, claro.
Los sacrificios
Quedarse en el país exige sacrificio, no importa la razón por la que lo hagas. Algunos son soportables y casi parece fácil adaptarnos a ellos. Otros, sin embargo, te desgarran. Te hacen cuestionar si este es el lugar dónde debes estar, si vale la pena perder tanto.
Lo primero, y quizá más sencillo, que aparece cuando nos enfrentamos a esto es comenzar a plantearse la ralentización del proceso educativo. Es decir, meter pocas materias y graduarse en más tiempo de lo esperado. Esto le acelera el corazón a cualquier joven en Venezuela, y no por las mejores razones.
La Universidad para el encuentro de Rafael Escobar
Plantearse el sacar una carrera en más tiempo de los 4 o 5 años correspondientes es algo que todo deberíamos hacer. Sobre todo viendo que el promedio para graduarse de muchas de nuestras escuelas supera estas expectativas. Sin embargo, esto es muy diferente. Este ir más lento se escapa totalmente de nuestras manos, depende de variables que ningún venezolano entiende por completo.
Frenar, en este caso, da vértigo… Porque te cuestiona, te hace preguntarte si en algún punto podrás recuperar el tiempo o si poco a poco tendrás que ir yendo cada vez más lento.
Los más grandes
A pesar del costo de la matrícula, a lo que le he dado más vueltas desde que salí de esa reunión informativa, es a algo que ni siquiera tiene que ver con los estudiantes.
La medida del gobierno de incrementar el sueldo a 1.800 BsS. ha dejado a la universidad con unos costos de nómina que son casi inmanejables. Es por esto que para poder pagar los sueldos, una de las decisiones que han sido tomadas, es “achatar” el pago de los trabajadores durante los siguientes dos meses.
Esto quiere decir que, mientras la universidad recupera estabilidad económica (lo que se estima pase en noviembre de este año), todos los empleados de la UCAB van a percibir sueldos similares, independientemente de los cargos en que se encuentren. Una ovación de pie para ellos.
Ay, las becas
Desde hace dos semestres he tenido la suerte de tener una beca que cubre el 100% de mi matrícula. Así que los anuncios referentes a este tema eran de los que más me preocupaban. Fue una gran sorpresa encontrarme con que las políticas de la universidad para la entrega de becas se mantienen igual, al menos durante este semestre.
Actualmente hay un 40% de estudiantes dentro de la UCAB que reciben algún tipo de ayuda económica. Una decisión que parece poco sabia en una institución que tiene problemas de esta índole. Pero en la reunión del martes me quedo más claro que nunca la visión de la universidad con respecto a estos temas: la persona siempre es el centro.
Ayudar a jóvenes venezolanos a formarse, en un país donde estudiar se ha vuelto un lujo y un acto de rebeldía, parece ser ahora, más que nunca, la meta de La Católica.
Sin embargo, ha sido realizado un cambio que debe explicarse y que deja en evidencia el avance de la crisis en nuestra universidad. A partir de este semestre, a los estudiantes que se pagan los estudios con beca trabajo, solo se les podrá cubrir un total de 30 unidades de crédito durante un semestre.
¿Qué pensar de todo esto?
Resumir estas medidas no es nada fácil, y es probable que requiera de muchos más artículos mientras nosotros mismos vamos entendiendo los cambios. Aún más difícil resulta tratar de analizar las implicaciones que tendrán, para toda la comunidad ucabista, las medidas económicas.
Lo obvio es que para algunos, la universidad se volverá, más que nunca, un lujo en medio de lo que pasamos. Es probable que este semestre veamos a muchos de nuestros compañeros incapaces de afrontar el pago de la matrícula, o teniendo que decidir entre estudiar o trabajar para poder aportar en casa.
Es probable que muchos de nosotros comencemos a cuestionarnos si vale la pena el sacrificio, cuando la presión crece y todo parece apuntar a que buscar un futuro afuera es lo más lógico. Entonces ¿cómo comenzar este semestre con esta cantidad de cosas en nuestra mente?
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Es obvio que lo que pasa fuera de nuestra universidad afecta cada vez más la dinámica a la que hemos estado acostumbrados. Lo que antes parecía asegurado, como poder meter todas las materias que se quisieran, ahora son decisiones que deben ser pensadas estratégicamente. Lo que requiere mayor madurez y consciencia de las metas personales.
Seguimos siendo privilegiados
Hoy, en todo el mundo, ser estudiante universitario significa formar parte de uno de los grupos más privilegiados del planeta. Si la población mundial fuera de 100 personas, solo 7 de ellas asistirían a una universidad. Pensar en esta realidad en un país que tiene peor economía que algunos países en guerra me hace cuestionarme, cada vez más, mi responsabilidad como estudiante.
Desde VidaUCAB no queremos hacer de esto un discurso moral sobre los privilegios que tenemos de poder seguir estudiando. De hecho, seguramente no podemos ni imaginar los dramas que están pasando las familias de los ucabistas ante esta situación. Pero queda en evidencia que estamos ante una situación que sigue siendo mucho mejor que la de muchos otros venezolanos.
El reto más grande de este semestre es anímico. No solo para los estudiantes, sino para toda la comunidad ucabista. En medio de esto debemos ser conscientes de los sacrificios que cada uno está haciendo para mantener la universidad funcionando y aprovechar esta oportunidad. No solo para formarnos en las aulas sino para utilizar cada espacio que vuelve esta universidad una burbuja.
¿Qué hace que la UCAB sea un oasis para ti? ¿A qué no estás dispuesto a renunciar en esta burbuja? ¿Qué has dejado de aprovechar en la universidad? ¿Cómo voy a ayudar a mejorar la situación?
Este es el momento para que nos hagamos estas preguntas… Porque si esta semana estás inscribiendo tu semestre y no las has considerado, no va a pasar mucho tiempo para que estés en feria, grama o solarium preguntándote qué coñ* haces aquí.
El reto es que este sea el acto más grande contra cada medida insólita y sin sentido y que, después de que salgamos de esto, seamos lo que el país realmente necesita.