Ana Corina Delgado, comúnmente llamada solo “Coco” por todos, tiene 19 años y estudia 5to semestre en la escuela de Comunicación Social. Apasionada por ayudar a los demás, su paso por la universidad no ha sido menos que original. Apenas empezó a estudiar, consiguió un trabajo gracias a las oportunidades de Beca Trabajo que ofrece la UCAB. Rápidamente conoció toda la universidad, y antes de que terminara un año académico, ya se conocía detalladamente cada espacio de nuestra casa de estudios.
La primera vez que Coco hizo un trabajo de labor social, aún no había empezado su vida universitaria. Como estudiante del colegio La Concepción, ubicado en Montalbán cerca de nuestra casa de estudios, Coco tuvo contacto con unos jóvenes que en su último año de universidad estaban haciendo sus horas de servicio social en Parque Social. Así que decidió participar. Tres años después, es una dedicada estudiante de Comunicación Social que complementa su tiempo con su empleo y actividades de voluntariado.
Su primera experiencia como beca trabajo fue en la Dirección de Identidad y Misión. Allí se inició trabajando como ella misma titula “todera”, lo que básicamente quiere decir, “la ayudante de todos, la responsable de nada”. Aprendió de todo un poco, y ayudó a agilizar las actividades de esa organización. Un semestre después, la asignaron como Community Manager de la cuenta de esa dirección.
“Mucha gente dice que esta universidad es una burbuja; yo la veo más bien como una ventana a través de la cual uno decide si ver o no”
La última actividad en la que participó fue en el diseño de los llamados “Los Monumentos: De la oscuridad al rayo de esperanza” que está ubicado hoy por hoy en la Plaza del Estudiante,en el que se pueden observar el reflejo de dos concepciones del país distintas: la oscura, violenta y miserable que retrata el estado actual de impunidad que se vive en el país, haciendo un conteo de los caídos en estos últimos meses de protesta; y otra, la luminosa, en la que se retrata el país de las posibilidades y el trabajo honesto y responsable de todos, para todos.
Coco cuenta que en estos años que ha estado trabajando en la UCAB, ha enriquecido profundamente su vida universitaria. “Mucha gente dice que esta universidad es una burbuja; yo la veo más bien como una ventana a través de la cual uno decide si ver o no. La universidad te ofrece muchísimas opciones para que realmente puedas ver más allá de lo que solo se encuentra en el campus que es muy bonito, pero, que si ves para afuera te encontrarás con una realidad no tan bonita que puede ser transformada con las herramientas que te ofrece esta institución para que sea realmente lo que tú quieres, es decir, el país que todos queremos”, enfatizó.
Sus ganas de ayudar y comprender a los demás la llevó a cursar recientemente el Programa de Liderazgo Ignaciano Universitario Latinoamericano (PLIUL) en el cual recibió formación en áreas como los derechos humanos, política, economía, entre otros campos, que según dice la han ayudado a ampliar sus perspectiva acerca de la realidad que vivimos actualmente en Venezuela y Latinoamérica en general.
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“Lo que yo veo en toda esta difícil situación que nos pesa a todos como venezolanos, es, más allá de todos esos aspectos inmediatos que nos afectan, veo la vida de aquellos como los niños de la calle que de un momento a otro empezaron a ser acompañados por multitudes, veo la necesidad de los menos favorecidos que pasaron de una mínima estabilidad económica a tener que comer de la basura, tal cual como lo hiciera un pordiosero, y como la pobreza y la miseria han eclipsado su vida, quitándoles su posibilidad de hasta pensar por qué está pasando algo como esto, quitándoles su campo de acción para elegir, porque ahora solo les queda conseguir para comer y así sobrevivir un día más”, expresó Ana Corina.
Participó en el evento UCAB para llevar el cual se llevó a cabo en el Edificio Cincuentenario. Coco fue para allá como apoyo voluntario de dos organizaciones: La Dirección de Identidad y Misión de nuestra universidad, y Sopa pa’ ti, una organización independiente que se formó recientemente en Maracay para luego saltar hasta la capital y extender sus manos de ayuda, con la cual también ha trabajado como voluntaria.
Finalmente interrogada acerca de su sobrenombre Coco dijo: “es solo el sobrenombre que me puso una de mis primeras profesoras del colegio y que de algún modo llegó a trascender a la universidad, a sus autoridades y a mis compañeros. Ahora soy solo Coco, que es más sencillo que mi nombre. A mí me gusta que me digan así”.