Rafael Escobar es cocinero, voluntario de la Asociación Civil para la Conservación de la Biodiversidad Venezolana (CONBIVE) y estudiante de psicología de 5to semestre de nuestra casa de estudios. Tiene 25 años, y, últimamente tiene que explicarle a la gente por qué es feliz.
Desde pequeño, Escobar supo de algún modo que lo suyo era ayudar a la gente. Esta certeza la obtuvo un día que se sentó a escuchar su programa favorito de radio llamado Vacilatexto. En él distintos locutores desarrollaban el programa a través de mensajitos de texto, referidos a un tema específico, enviados por la audiencia. Ese día particular, la locutora era una sexóloga.
Escobar escuchaba atentamente cómo la locutora recibía las preguntas y parsimoniosamente las respondía. En una de ellas, la sexóloga tuvo la necesidad de tomarse su tiempo. Así que dijo al radioescucha:
— Dame un minuto y respondo su pregunta — .
“Todos tenemos una curiosidad. Si estas dispuesto a descubrirla, aquí en la UCAB puedes lograrlo”
60 segundos después, esta retomó el micrófono y respondió a cabalidad la pregunta que le habían formulado. Escobar, poco entendió de todo aquello de la sexualidad, de las preguntas, las respuestas, y de todo ese contexto inexplorado aún para su edad. Lo que sí supo, con bastante seguridad, es que ese estilo de interacción peculiar, aquello de pensar organizadamente para luego responder con contundencia y certeza, sí era algo que él quería ser cuando grande. En el futuro, Rafael Escobar decidiría ser sexólogo.
El tiempo pasó, y con la formación, Escobar se percató que aquella respuesta refinada había provenido de una psicóloga, profesión que para entonces sostuvo como ideal. Con 16 años y graduado de bachillerato, aplicó para ingresar en la Universidad Central de Venezuela, pero no lo logró. En vez de eso, ingresó en la Escuela de Idiomas, de la cual rápidamente se decepcionó.
La posibilidad de pagar una universidad privada era para Escobar una ilusión. Así que, en su defecto, estudió culinaria. Estudió, se graduó y trabajó. Tiene más de 5 años de experiencia en la cocina de casinos, empresas de catering, restaurantes y hasta en UNEARTE, la Universidad Nacional Experimental de las Artes.
Tiempo después, ya cumplidos los 23, Escobar se hallaba picando vegetales para el almuerzo que servirían en el comedor de UNEARTE, un almuerzo más, cuando de repente lo supo, de nuevo: la cocina no era lo suyo. Lo suyo era ayudar a la gente, era nutrirse de ella para luego devolverles la información revalorizada, vista desde otros ojos. Inmediatamente dejó su cuchillo. Renunció ese mismo día y volvió a la carga con la convicción de estudiar su carrera ideal: psicología.
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El encuentro en la U
Escobar se inscribió ese mismo año que dejó la cocina, a los 23 años de edad. Ingresó a la UCAB gracias a su programa de becas, el cual le permitió pagar la universidad con su trabajo. Apenas inició clases, tuvo su primer impacto: la psicología no era exactamente lo que se había imaginado desde pequeño. Sin embargo, rápidamente se adaptó y descubrió que, a pesar de la ya afamada rigidez de la metodología de estudio que posee la Escuela de Psicología de la UCAB, también habían muchos mitos que encubrían el verdadero nivel de dificultad de las materias, y que, realmente, no era tal como lo contaban.
Rafael Escobar fue Coordinador del Centro de Estudiantes de la Escuela de Psicología (CEP) que ganó las elecciones del año pasado, EGO. En su experiencia encontró que los Centros de Estudiantes carecen de una estructura definida que les permita actuar efectivamente, y que, por el ideal de autonomía que poseen, suelen malgastar mucha energía en solo hallar una correcta manera de hacer las cosas. Este patrón, fue algo que pudo observar y contrastar con entrevistas, lo que finalmente terminó empujándolo hacia nuevos horizontes, específicamente hacia Dirección General de Desarrollo Estudiantil (DIDES).
Actualmente, Escobar forma parte del equipo de DIDES, donde trabaja en la sistematización y evaluación de procesos gracias a las herramientas que ha obtenido en su formación como psicólogo. Además, tomó la oportunidad de participar como voluntario en el programa social de Pazando, el cual lo llevó hasta la localidad de Paraitepuy, en el estado Bolívar, en donde convivió, junto a 12 compañeros ucabistas, con una comunidad pemona.
Escobar, interpelado acerca de su largo recorrido hasta la universidad y su posterior desenvolvimiento dentro de ella, expresó: “Todos tenemos una curiosidad. Si estas dispuesto a descubrirla, aquí en la UCAB puedes lograrlo. Personalmente, en cada semestre me he encontrado más a mí mismo, pero no fue un proceso pasivo, tuve que salir a buscarlo, y afortunadamente, la universidad me concedió el espacio para hacerlo. Hoy en día, me es más fácil explicarle a la gente por qué estoy triste que por qué estoy feliz”, concluyó.