Diana Pernalete

Diana Pernalete: una historia al mejor estilo Magis

Diana Pernalete solo aparenta ser estudiante hasta que empieza a hablar. Su discurso, muy diferente al de muchos estudiantes, se parece más a aquellos que dan las autoridades de la universidad, empleando términos y conceptos muy propios de una persona que conoce cómo funciona el sistema por dentro.

Aquel día –el de la entrevista- nos dirigimos hacia los jardines de la universidad buscando algo de silencio en medio de la bulliciosa masa de estudiantes. Pernalete, desde el principio, fue quien rompió el hielo haciendo preguntas. No fue hasta después de sentados, que los papeles se invirtieron y ella empezó a responder a las mías.

Según me cuenta, sintió vocación por formar parte del Centro de Estudiantes desde su primer día de inducción a la universidad. Mismo día en el que le explicaron porqué el edificio de cincuentenario abre sus ventanas hacia la brutal realidad de los barrios de Antímano, Carapita y La Vega.


“Ahí fue que comenzó la iniciativa, pero es sencillamente un pensamiento… uno a veces dice como que: ¿Qué voy a estar yo llegando allí?”


Los semestres de la perseverancia

Y con razón lo pensó así, porque sus primeros semestres fueron los más duros. Siendo una recién llegada a Caracas, Pernalete describe esta etapa como un proceso de “independización en el que no solamente está el reto de empezar la universidad, sino el de asumir tus propias responsabilidades en casa”.

En aquel momento, sin mamá a quién acudir, Pernalete tuvo que aprender a movilizarse en metro, a cocinarse su comida para cada día de estudio y a mantener al día la limpieza.

Pero más allá de sus responsabilidades básicas, la decisión que marcó la diferencia fue haber asumido una postura “madura” ante su nuevo mundo: “en ese momento dejé de un lado esas pasiones y esos sueños –propios de quien llega a una nueva ciudad y encuentra miles de actividades nuevas que realizar. Me enfoqué en lo que me tenía que enfocar que eran las materias. Yo vine a estudiar”.


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Un primer acercamiento

Y así inició un primer semestre con bajas notas, tratando de adaptarse poco a poco a un nuevo ritmo que no conocía. En segundo semestre descubrió la materia de Identidad y Liderazgo en donde tuvo su primera experiencia de voluntariado en el barrio que ya se había fijado en su mente.

Paralelo a esto, Pernalete había iniciado una relación con la coordinadora de su escuela debido a su proactiva actitud. Había continuado su trabajo en el barrio y, a veces, sustituía sus labores en caso de que ella no pudiera asistir.

En tercer semestre, cuando Diana consigue la estabilidad y ya sabe cómo funciona el mundo universitario, las puertas no hicieron sino terminar de abrirse: Pernalete inicia unos Talleres de Emprendimiento para entrenar a profesores de una escuela privada y una pública.

Esta experiencia no hizo sino afianzar las relaciones de Pernalete con su Coordinadora, además de profundizar sus lazos con el grupo de voluntariado. Aunado a esto, en ese mismo semestre, un amigo y compañero de clases la invita a formar parte de la plancha estudiantil llamada Contigo, la cual aspiraba ser Centro de Estudiantes de Administración y Contaduría (CEAC) para el próximo período.

El tercer semestre: la bomba hace explosión

Inicialmente, Pernalete, deseaba solo fungir como asistente de trabajo para el equipo que conformaba la plancha, pero sus mismos compañeros de clases la impulsaron a postularse para el cargo de Coordinadora Académica. Esto debido a sus buenas clasificaciones y las buenas relaciones que mantiene con su escuela.


“Yo sí quería participar pero sabía que el hecho de estar en la Coordinación Académica conlleva muchas responsabilidades. Los estudiantes siempre tienen mil problemas y se supone que somos nosotros quienes ayudemos a solucionárselos”


Finalmente, Pernalete se decide postularse para el cargo. Las elecciones se dieron en Junio de 2017, coincidiendo con uno de los semestres más convulsionados de los últimos cinco años dentro de la universidad. La plancha de Diana sale victoriosa. Aunado a esto, Pernalete formaliza su ingreso al Voluntariado a Administración y Contaduría (VAC) .

Actualmente, sigue trabajando con adolescentes de primer año de bachillerato en el programa Mini-Líderes Comunitarios. Este se enfoca en el desarrollo de valores que promuevan la integración de los jóvenes al barrio y les da herramientas para solventar los problemas que día a día ocurren dentro de la comunidad.


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Los mayores retos

Una de las experiencias más desafiantes que Pernalete tuvo que enfrentar con el programa, está el hurto de un celular en el salón de clases. Esta experiencia, como tantas otras, la obligó a asumir un rol diferente. En sus propias palabras, “tuvo que asumir el rol de mamá” para cultivar en los muchachos el respeto por las cosas ajenas.

“Te das cuenta de que a esos niños les hace falta aprecio, cariño, y cuando logras eso y les das un abrazo y les haces sentir que estás allí para ellos, entonces entienden que no quieren perder eso que tú les das, y las relaciones mejoran”, afirmó.

Hoy en día Diana Pernalete se destaca como Coordinadora Académica del CEAC y miembro activo del VAC. Al preguntarle por su recorrido, Pernalete reflexiona: “Cuando veo hacia atrás me doy cuenta de que la vida da muchas vueltas que te dan la oportunidad de formarte integralmente. Cuando pienso en esa niña que salió de Aragua me doy cuenta de que ya no me preocupa afrontar mis responsabilidades, sino cómo ayudar a quienes tengo a mi alrededor”.

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