Joshua Gabriel Argüello Paredes, de apenas 19 años de edad, es estudiante de 6to semestre de Comunicación Social y quiere ser periodista. Por fortuna poco tiempo le separa del nuevo semestre donde cumplirá este deseo. Sin embargo, también siente inclinación por la producción y el mundo audiovisual, puesto la cámara fotográfica que casi siempre lleva consigo por hobbie o trabajo es de sus mejores aliadas.
Actualmente forma parte del equipo reporteril de la ONG en pro de la defensa de los Derechos Humanos ‘‘Redes Ayuda’’ (@redesayuda). Su trabajo, particularmente, se compone de la captura fotográfica durante las manifestaciones y demás acontecimientos que han sacudido al territorio nacional desde el pasado mes de abril. El estilo que caracteriza su producto final es de tipo documental. Cada imagen que presenta permite a quienes la observan imaginarse el ahí y ahora de ese preciso instante, dando por hecho uno de los mayores retos de la fotografía.
¿Cambio de roles?
Cuando en el año 2014 surgió #LaSalida, Argüello era uno de los tantos manifestantes abalanzados sobre las calles. Para este 2017, su modo de participación cambió. Su forma de aportar al ‘‘movimiento social’’ está sustentada por todos los conocimientos que se ha llevado de las aulas, clases magistrales y demás espacios de la UCAB. ‘‘Tú mismo te vuelves un medio y decides reportar de cierta forma lo que sucede en las marchas’’, declaró.
Asimismo, recalcó algunas variables de importancia acerca de la participación en esas inmediaciones de quienes hacen periodismo. ‘‘Ante la presencia de la prensa hay menos espacios para los atropellos’’, precisó. Adicionalmente, destacó las virtudes de mantener a la ciudadanía informada en medio de una situación conflictiva y de crisis como la que se vive en el país. ‘‘Mientras mejor informados estemos, mejor podremos responder a los problemas’’, sintetizó.
Recuerdos agridulces
Los acontecimientos retratados en suelo caraqueño han sido de todas las índoles posibles para Joshua. Las arremetidas contra los manifestantes bien han quedado grabadas dentro de su memoria y la de los demás asistentes, así como también en numerosos equipos fotográficos y medios de comunicación. No obstante, este joven prefiere quedarse con las buenas acciones y gestos de humanidad que, en medio de ráfagas de perdigones y nubes densas de gas lacrimógeno, traen esperanza a los más vulnerables.
‘‘Yo he visto cómo a una persona le impactó una bomba lacrimógena en la cara y prácticamente se la desfiguró en Las Mercedes; pero de las cosas más rescatables he visto cómo un manifestante le da medio plato de su comida a otro que no ha comido en todo el día’’, relató conmocionado. En reiteradas ocasiones la desproporción de los escenarios le recuerda que antes de ser fotoreportero, es un ser humano.
Un firme parecer y un mensaje para los ucabistas y demás
Su amor por la justicia le hace ser un fiel creyente de la propuesta pacífica en cuanto a manifestaciones se refiere, es por esto que reconoce los logros obtenidos tras meses de lucha cívica. ‘‘Creo que a paso lento pero constante hemos conseguido muchas cosas; pero solo en ese momento cuando asumamos nuestra cuota de responsabilidad vamos a tener el país que queremos’’, alegó con determinación. Los titubeos para hablar acerca de la situación país no son una opción para su vocabulario.
Con el mismo sentimiento libertario, reprochó la apatía y descontento que percibe en algunos miembros de su casa de estudios. ‘‘La católica ha sido muy cuidadosa con los pasos que ha dado. Ha resguardado a la institución; pero creo que más que pedirle a la institución hay que pedirle a los estudiantes’’, expuso.
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