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Crónica de un ucabista en su último Psicoshow

El Psicoshow consiste, en pocas palabras, en un show de talento de estudiantes de psicología sin importar qué año curse. Asimismo, puede participare cualquier otro estudiante de otras carreras que quiera mostrar su arte: música, baile, canto…

El año pasado, se canceló por la crisis que se vivió y las protestas que invadieron las calles del país, pero este año regresó… Y fue mi último psicoshow. Fue el último de un grupo de más de 100 estudiantes de psicología de quinto año.

Al mismo tiempo, el Psicoshow 2018 fue organizado por los estudiantes de cuarto año de la carrera: la última promoción anual de psicología UCAB. Esto hasta que un nuevo pensum y un nuevo sistema de materias deje de ser lo novedoso y se convierta en lo común.

Este fue mi último Psicoshow

Probablemente, esta afirmación, este cierre inminente de toda una carrera suene más novelesco de lo que debería, es decir: ¿existirán otros Psicoshow, no? ¿Aun graduados podrán seguir asistiendo a los próximos años? ¿Por qué tan intenso, es solo un show, no?

En este país no. Aquí, estar en las últimas semanas de la carrera no solo significa celebrar y prepararse para el mundo laboral. Estar en los últimos años de la carrera significa tener que enfrentarse de manera anticipada y en la incertidumbre a la pérdida de amigos que no sabremos cuando más volveremos a ver. A no saber si estaremos ahí cuando un familiar nos necesite. A fantasías de seguir estudiando o trabajando en la ciudad de la misma manera en que lo hicieron distintos profesores a los que idolatramos.


Relatos en el punto de venta


En este país, y para la mayoría de los estudiantes en las últimas semanas de la carrera, este fue de manera indefinida hasta quien sabe cuándo, la última vez que podían gritar junto con sus amigos del salón.

Mis amigos ya tienen pasaje en mano

Cada vez que la presentadora del acto, no importaba qué tan divertida o increíble estuviera siendo, mencionaba que ya nos quedaban pocas semanas, y que antes de cantar una canción mencionaba que era para cerrar un ciclo, un rechazo y un pedido de clemencia en forma de sonrisa salían de cada una de nuestras caras. Las de quienes nos tenemos que graduar (e ir) dentro de poco.

Porque no queremos hablar de eso. La carrera, quizás reconocida como hablar para sanar, no quiere ahora tener que lidiar con las despedidas que vamos a tener, con los amigos que vamos a perder, con el futuro que no podemos tener en este país.

Yo tampoco quiero hablar de eso

Pero algo es seguro: cada uno de los estudiantes que estábamos sentados ocupando tres filas del Auditorio Hermanos Lanz, nos sentíamos como en casa. Gritábamos, aplaudíamos y nos reíamos como si nadie nos estuviera viendo, como si este momento fuera nuestro, como si fácilmente pudiéramos hacer eso el resto de nuestras vidas, como si…

Estar en los últimos días de la carrera te da un sentido de pertenencia, de compañerismo, de amor y de afecto. Un sentido que te llena y que te da paz, algo muy difícil de sentir en estos días. Si tú que estás leyendo esto, alguna vez has sentido que no perteneces, que no te sientes cómodo, que no sabes qué hacer, que no sabes si estás donde tienes que estar, paciencia, muchos de nosotros también estuvimos ahí.

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