Admitámoslo, no importa que tan maduro, adulto o serio queramos ser: las relaciones y los chanceos, junto con las empanadas de cafetín y los parciales, parecen ser un pilar fundamental en el mundo universitario. Además de algo de lo que queremos hablar con Rubén, ya sea por morbo, curiosidad, o por pura admiración por el cargo que tiene como estudiante.
Rubén lo tuvo muy claro desde el principio. Esa era una barrera irrompible y los límites dentro y fuera de la cancha hay que ponérselos sin ningún tipo de pero. Si no lo haces, todo lo trabajado para un partido y toda la confianza y el respeto instaurado en el equipo desaparece sin más.
Pero es que cuando vemos la historia de vida de Rubén y como llegó a esa posición en Deportes UCAB, queda expuesto que la pregunta inicial está totalmente fuera de lugar.
Cuando el deporte te lleva a la UCAB
Nació en una familia deportiva. Cuando tenía apenas cuatro años su abuelo lo inscribió en un equipo de béisbol, él y su papá solían comprar el Líder y el Meridiano mientras debatían sobre cuál era mejor… Y eso, le encantaba.
Eventualmente llega al fútbol y aprende que convertirse en jugador profesional es como una botella: “empieza ancho pero al final son muy pocos lo que lo logran. Yo lo entendí muy rápido y dije ‘si yo no llego a ser futbolista profesional, aún hay muchas otras cosas que puedo hacer en el fútbol y que me permitan estar en una cancha. Yo necesito estar en una cancha de fútbol”.
Rafael Escobar: “Todos tenemos una curiosidad, si quieres descubrirla, en la UCAB puedes lograrlo”
En el proceso, una buena oratoria en el bachillerato hace que la gente lo incline al periodismo, y una serie de lesiones en el fútbol lo hace involucrarse en el mundo de la fisioterapia. Mientras, decide si se certifica como entrenador.
Quizá, la decisión final vino cuando la Vinotinto Sub 17 femenina llega al mundial, y va a la rueda de prensa como fanático. Allí se da cuenta de lo mucho que le gustaba el periodismo deportivo.
Joga bonito
Corría el año 2014 y, junto a él, el mundial de Brasil. Para el momento tenía cupo para estudiar Comunicación Social en la UCV y en la UCAB. Pero la Dirección de Deportes estaba organizando una quiniela del mundial abierta para todo público.
Rubén, sin ser estudiante aún, participó y ganó. Al momento de retirar su premio conoce y se enamora de la UCAB, se hace amigo de Juan Sánchez, director de deportes, y termina por afirma con convicción que la UCAB es su casa.
Tras su ingreso, se une al equipo de fútbol como jugador y luego de año y medio se inicia como Beca redactando para la dirección. Pero para ese momento el equipo estaba parado, sin entrenador.
“Yo jugaba ahí y me daba muchísimo dolor… Y como yo ya era un entrenador certificado, le propuse a Juan Sánchez convertirme en el entrenador de las selecciones de la UCAB. Al principio estaban renuentes, yo creo que se lo tomaron como “una joda”…
Así se inició como entrenador interino, un “mientras tanto” llegaba el próximo entrenador. Y bueno, a base de trabajo, de esfuerzo y de resultados, se ganó el puesto de entrenador oficial.
Lo que le dijeron cuando empezó en su labor
Cuando tomó las riendas del equipo, solo con el masculino, le advirtieron que iba a ser difícil. Muchos del equipo habían jugado con él, “eran mis panas de rumba, yo me llegué a rascar con esos jugadores de mi equipo, mis compañeros. Y ahora tenía que tenerlos controlados, era su entrenador”.
No fue más fácil cuando se inició con el equipo femenino, pues a la mayoría las conocía de algunas clases. Del mismo salón a la misma cancha. Incluso su compañera de tesis, y una de sus mejoras amigas de la universidad, está en el equipo.
La buena noticia es que considera que los equipos que maneja están compuestos de adultos maduros que saben diferenciar muy bien lo que pasa dentro y fuera de la cancha.
Lo que le hubiese gustado saber
Cuando estaba el entrenador anterior, él y todo el equipo solían criticarle: ¿por qué jugamos con uniformes sucios?
“Yo no lo comprendía”, explica, y añade que “ahora que soy entrenador del equipo, sé que el apoyo de la universidad a deportes es bastante baja. Nosotros tenemos un solo juego de uniformes para 60 jugadores en el masculino y 20 personas en el femenino. Son 80 personas que usan las mismas camisas”.
Sin lavadora disponible. Cada jugador tiene que lavar su camisa, para traerla antes del juego. Y con los problemas de agua, hay veces que no la pueden lavar, y tienen que ponerse una camisa sucia. Los chalecos del equipo los consiguió donados de un amigo que trabaja en la polar, “si no, no tendríamos”.
Siente que la universidad no le da el apoyo necesario a canchas. Que no recibe soporte cuando lo espera, pero no cree que sea culpa de la división de deportes. Que quizá canchas está tan aislada y arriba en la montaña, que simplemente no la ven. Tiene la esperanza de que eso siga cambiando poco a poco.
Lo que nosotros no sabíamos
Rubén como entrenador de las selecciones de fútbol es un beca trabajo (100%) sin ningún otro tipo de beneficio económico. A veces pasa más de 6 horas en canchas, más las horas extras que implican escribirle y estar pendiente de los jugadores lesionados, lidiar con las molestias y encargarse de que su equipo se mantenga en buen ánimo.
Además, es el encargado de las camisas disponibles. Tiene que estar pendiente de que siempre estén completas y de que estén limpias, además de las veces que se lleva los chalecos a su casa para lavarlos. Asimismo, todos los lunes en la noche tiene reuniones de entrenadores de los equipos que participan en la liga distrital de fútbol.
En un año se gradúa el entrenador… ¿Y ahora?
Desde que empezó en la universidad está aprovechando cualquier experiencia que pueda tener. “Me di cuenta que lo que haces en la vida universitaria es lo que te va a marcar el resto de tu vida”.
Piensa que su experiencia trabajando en distintos departamentos de prensa deportiva y entrenando al equipo de la universidad, hacen su camino fuera de la universidad un poco más claro.
Pero todavía se debate entre convertirse en un periodista de lleno o ser entrenador. “Realmente no lo sé, pero cuando me llegue el turno de decidir creo que tengo la experiencia suficiente para elegir y que me vaya bien”, asegura.
¿Y el equipo de fútbol?
Que un estudiante dirija el equipo de la universidad, te da un sentido de pertenencia diferente. No es lo mismo un entrenador externo, que alguien que sienta @LaCatólica y que quiera dejar en alto su universidad.
Por eso al graduarse, quisiera que otro entrenador/estudiante/beca trabajo ocupe su cargo y le ponga tantas ganas tanto como él lo hace a diario para sacar adelante a nuestras selecciones.
Escrito por: José Antonio Youssif.