las peores maneras de enterar que Santa o el niño jesus no existe

Las peores maneras de enterarse que Santa o el niño Jesús no existen

Aquella carta que escribíamos con tanta emoción y sin importar que tan inteligible fuera, solo importaba la lista de cosas que más queríamos como obsequio. Además el niño Jesús o Santa eran como nuestros héroes perfectos y es que, ¿qué niño no ama un juguete nuevo, un regalo más a la lista de deseos? Todos, alguna vez, pasamos por este gran engaño que nuestros padres (que igual amamos) nos hicieron creer.

Y aunque suele sonar gracioso en estos tiempos, cuando ya somos adultos y tenemos conciencia de lo que realmente pasa, existió una vez donde rompimos en llanto y nos desilusionamos al enterarnos que ¡NO ERA REAL!

Y para ser concretos, tenemos que recalcar que todos pasamos por esto y no es ningún chiste al decir que fue lo peor que nos pudo pasar cuando éramos niños. Es por eso que te traemos las peores maneras de enterarse que santa o el niño Jesús no existen, basándonos en hechos MUY reales.


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El chismoso de la esquina

Siempre en nuestra infancia tuvimos a algún amigo cercano que no creía en fantasías o en su momento ya era consiente que estos” héroes” no eran reales, ya sea recordándotelo cada día o haciéndote creer en sus palabras; convenciéndote de la peor manera que Santa o el niño Jesús eran parte de tu imaginación, creando un remolino de ideas que ni tú mismo entendías.

Pues el niño chismoso tenía mucha razón.

El hermano/a mayor

Nos queda muy claro que tener un hermano mayor es mucho más complicado de lo que parece, y estamos al tanto de las razones del porqué. Hacernos la vida imposible es uno de sus principios más importantes y si te ganas una discusión con él/ella, no faltará el “ellos no existen, son papá y mamá”.

Sé su sirviente y nunca te pasará esto.

No te confíes, no lo seas. Igual lo sabrás algún día (consejo de hermana menor).

El regalo que no querías

Si no fue un amigo ni tu hermano mayor, de seguro fue el regalo incorrecto. Y esto nos pasó a la mayoría: Santa a veces no podía darte exactamente lo que querías: “un unicornio de arcoíris, poderes como Superman, ser una estrella de rock”, eran regalos muy futuristas y claramente, imposibles. Fue la peor tragedia el no tener el regalo que deseabas, te generaba una tristeza increíble, quizás… de esa forma dejaste de creer en Santa y empezaste a cuestionar quién era realmente.

Típico: Los Padres

Siempre pasa lo más común: ver a tus padres colocar los regalos bajo el árbol y actuar de manera extraña, asegurándose de que no te dieses cuenta.

Error: padres 0 – hijos 1.

Para la próxima no compren los regalos un día antes o disimulen un poco más. Igual agradecemos el esfuerzo que han hecho.


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Sin embargo, lo poco que duraron nuestras creencias valió la pena, pues aprendimos muchas cosas que nos serán de ayuda al ser más grandes, entre ellas, el valorar las pequeñas cosas que nos obsequiaban, por más que no fuese el tener superpoderes.

Felices navidades y esperamos que a sus hijos no les pase lo mismo que a nosotros.

LARANJO PORTAL

Dime dónde te sientas y te diré que estudiante eres

El amigo del profe

Es el típico estudiante que se sienta frente al escritorio del profe, o en la primera fila; pero siempre con el objetivo de captar la total atención. Es ese que sabe cómo empezar una conversación con el maestro, así se trate de temas que ni le interesan y hará hasta lo imposible por tener una conexión amigable con él. Suelen ser inteligentes, pero la mayoría intenta usar la trampa como beneficio: usan la amabilidad en situaciones de desesperación. Normalmente son fiesteros, demandantes y adoran unas birras bien frías.

Los estudiosos

El que todo el mundo envidia por sus excelentes notas y capacidad de entender clases que suelen ser un reto. Es aquel que se sienta en las primeras dos filas, generalmente en el medio. Siempre está preparado para cualquier examen sorpresa, no le tiene miedo a los parciales y nunca falta a una clase o usa el famoso “firma por mí”. Pero también existe la otra cara: ese que se en realidad necesita poner mucha atención y matarse estudiando para pasar con una buena nota. Es por ello que usa estos puestos para absorber toda la información necesaria.


Iba a dejar la carrera hasta que…


Los que siempre participan

Nunca falta la persona a la que le encanta participar en una conversación, una charla sobre un tema o solo exponer sus dudas. Normalmente se sitúan entre la tercera y quinta fila del salón. Adoran ser el centro de atención y estar a la vista del profesor en cualquier momento; así son los únicos a los que les toman la palabra. No hacen amistad con cualquiera, pues les gusta rodearse de personas que tengan los mismos intereses que ellos.

Al que no le gusta que lo miren

Los tímidos, los solitarios, los que salen corriendo apenas termina la clase. Usan su teléfono como una escapatoria y chequean la hora cada cinco minutos. Las primeras dos filas cerca de la puerta, suelen ser sus escondites y modos de escape. Sonará raro, pero este tipo de estudiante es muy bueno a la hora de escuchar y su creatividad va más allá de lo imaginado, ya que al pasar tanto tiempo solos, su mente viaja creando mundos diferentes. Pueden ser raros, frikis y un poco irresponsables a la hora de entregar un trabajo o presentar un examen: ¿si usan el copiarse? Probablemente sí.

La chispita

De seguro has escuchado la denominación “chispita” y si no es así, pues aquí te dejo la definición. Chispita: persona con una extrema obsesión por el chisme ajeno, hablador y con un insaciable deseo por conversar. Se sientan en la parte final del salón, asegurándose de que tienen acceso al enchufe para cargar su teléfono y enterarse de las últimas noticias de “Entre Módulos”. Siempre se asegura de estar rodeado de personas; de esa manera podrá usar su talento de ser el más sociable.

El Zombie

Ese que no durmió la noche anterior o simplemente no presta atención y prefiere dormir, en lugar de tomar notas. Usa el puesto más lejano, para saciar su flojera y tomar unas buenas horas de descanso, en horarios en que no debería. No hay mucho que decir sobre este tipo, ya que con solo escuchar la palabra zombie, una sola definición llega a nuestra mente: perezoso.


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El sabelotodo solitario

Y por último pero no menos importante, el cuatro ojos solitario (cero ofensa). No todos usan lentes, pero es una buena forma de hacerlo más llamativo. Ese que lo sabe todo y cuando hablamos de todo es ¡TODO! Su mente es un diccionario y una Wikipedia andante, pero no es amigo de llamar la atención o ser el más amistoso. No ama la compañía y tampoco le gustan las personas interesadas; es por eso que ocupa las esquinas del salón, ese lugar al que nadie va, pero que está allí. Invisible.

Estamos de acuerdo en que esto tiene una pizca de verdad. Y es que un poco de humor convierte un día aburrido, en uno más divertido. Personalidades diferentes, lugares diferentes, pero con un mismo objetivo.

Y tú, ¿ya elegiste en cuál categoría te encuentras?