Sin Mordaza

Un Mundo Sin Mordaza, La Bastilla y Venezuela Global lanzan la iniciativa Becas para Venezuela

La organización no gubernamental Un Mundo Sin Mordaza, La Bastilla y el proyecto internacional Venezuela Global, en conjunto a la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), anuncian la creación de la iniciativa Becas para Venezuela, un proyecto que busca proveer a los estudiantes de sectores de bajos recursos con becas universitarias.

Becas para Venezuela surge como una iniciativa privada que busca apoyar la educación superior en Venezuela a través de la promoción de los programas de becas universitarios a beneficio de jóvenes venezolanos provenientes de sectores de bajos recursos, que aspiren a la excelencia académica y superación personal y que, además, busca hacer frente a la complicada situación económica que vive Venezuela hoy en día, la cual complica los pagos de altas matrículas universitarias.

Inicialmente, y como parte de la prueba piloto de este proyecto, los beneficiados por Becas para Venezuela serán los estudiantes que actualmente reciben becas para estudiar pregrado en la UCAB. Sin embargo, la intención es que Becas para Venezuela llegue a todos los rincones del país.


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Un Mundo Sin Mordaza, La Bastilla y Venezuela Global apuestan por la buena voluntad de los venezolanos y por la solidaridad del individuo como herramienta generadora de buenas prácticas. Además, ellos creen en la educación y en la formación del intelecto como elemento de valor social y transformador del individuo.

Por esta razón y bajo el lema “cambiemos el presente apostando por el futuro”, Becas para Venezuela busca mezclar la buena voluntad de los venezolanos y la necesidad de educación con la finalidad de cambiar el presente de personas provenientes de sectores con bajos recursos apostando por su futuro y el de Venezuela.

Nota de Prensa – Un Mundo Sin Mordaza

Nicola Yammine

Nicola Yammine, orgulloso ucabista

Nicola Yammine decidió estudiar derecho porque desde que estaba en el colegio le gustaba defender a sus compañeros. Él cree que las leyes deben servir para aplicar justicia, así se enamoró de la abogacía.

Al momento de comenzar sus estudios universitarios Nicola quedó en dos universidades, en la Universidad Metropolitana y en la UCAB. Eligió @lacatolica porque siempre le pareció que tenía la formación más integral, no solo se enfocaba en lo académico sino que brindaba algo más. Además, su mamá y su hermano son egresados de la misma casa de estudios que él.

La decisión de quedarse en la UCAB se vio reforzada desde el primer día de clases. Rápidamente se enamoró de la universidad, de sus instalaciones, su gente, y de sus compañeros de clase, que tenía la representación de todos los sectores y de todas las ideologías. Desde su punto de vista, la universidad, a pesar de todos los problemas, sigue teniendo unos profesores de altura que la hacen ser una de las mejores instituciones del país.

En el colegio se desempeñó como presidente y vice-presiente del Comité Estudiantil (CE) de la Academia Washington, así que no fue sorpresa que, al llegar a la universidad, se uniera al Centro de Estudiantes de Derecho (CED). Su motivación siempre fue servir a los demás, por ello, ayudaba a montar eventos del colegio y formó parte de los comité logísticos y de deporte.


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En el primer año de la carrera participó en una de las coordinaciones del Centro de Estudiantes. A raíz de esto fue involucrándose en distintos proyectos, lo que hizo que al año siguiente se desenvolviera como coordinador de formación, dentro del comité integral del centro de estudiantes. Allí, trabajó arduamente en la organización y ejecución de foros y actividades de formación.

Al año siguiente se lanzó como presidente del CED. Para Nicola esta fue una experiencia distinta a las vividas en las otras agrupaciones. Gracias a ella tuvo la posibilidad de entender que cuando se ocupa un cargo de representación se tiene el poder de mejorar la experiencia de los estudiantes.

El momento de HNMUN

El actual consejero IDEES, participó por tres años en el Modelo de Naciones Unidas de la Universidad de Harvard, mejor conocido por HNMUN, por sus siglas en inglés. En el primer año su experiencia no fue la mejor, pero le permitió formarse y enamorarse de la institución.

En cambio en su segundo año ya no era el novato, sino que se encargaba de enseñar y apoyar a los nuevos delegados. En su último año fue jefe de la delegación y logró la que, asevera, fue una de las experiencias más gratificantes que ha podido tener. Ese año ganaron la mejor delegación y la mejor delegación internacional. Esto le permitió cerrar la experiencia de este Modelo de Naciones Unidas con broche de oro.

Su paso por el Movimiento Estudiantil

Desde el año 2014 ha participado en el Movimiento Estudiantil (ME) ucabista. Él piensa que este movimiento sirve para articular a los estudiantes y para montar proyectos y actividades que puedan dar un mensaje de gran relevancia. Asegura que no hay que asumir que el movimiento estudiantil no tiene tanta fuerza porque en verdad sí la tiene.


“La universidad es el reflejo de lo que yo quiero construir. La Católica ha cambiado mi vida, soy una persona antes de la UCAB y otra después de la UCAB”


Entre las enseñanzas que le ha dejado participar en la distintas agrupaciones, destaca la transformación hacia una mejor persona. Las agrupaciones hicieron de él un estudiante que, además de ver clases, hace vida universitaria, social y política.

Lo que rescata de ser un ucabista es que le da la posibilidad de entender la verdadera realidad que vive el país, y de conocer a fondo las distintas experiencias que pueden darse en los estudiantes. También destaca que el compromiso, la solidaridad y la excelencia son valores que lleva siempre de cabeza a causa de su formación universitaria.

La gran diferencia entre ser un estudiante normal y un ucabista, según Yaminne, es que un ucabista es quien se siente identificado con la universidad. En su opinión la UCAB no solo le enseñó a darle importancia a un pin en el pecho, sino también a saber que se debe portar con orgullo y honor a cualquier lugar que va.

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Hora de construir desde cero en Venezuela

Se sabe que Venezuela se haya en una situación difícil. Que progresar en un país en crisis económica, política y social genera más obstáculos de los que evade para un joven que aspira independizarse, tener hijos, escalar laboralmente, etc. También se sabe que hay otros países en donde vivir no se hace tan cuesta arriba. No se tiene a dónde llegar, pero se puede construir ese espacio con esfuerzo y paciencia. En ese caso, tal vez no seamos venezolanos de Venezuela pero sí al menos seremos venezolanos en otro lugar, y eso es suficiente.

Usualmente se toma la decisión de vivir y desarrollarse en el país de origen por mera costumbre. Si las cosas además andan bien, entonces el cuestionamiento nunca aparece. Y si aparece, muchas veces la mejor respuesta es la más fácil: “Me quedo porque tengo mi familia aquí, porque aquí me crié, porque hablo este idioma, porque todos mis contactos están aquí, etc.”.

En Venezuela ese modelo de pensamiento no soluciona muchos cuestionamientos generales de la población. Si bien las redes de apoyo y de contacto siguen existiendo dentro de la sociedad venezolana, su alcance cada vez se hace menor en la medida en que el poder adquisitivo se desploma. Muchas familias también se han dividido porque algunos de sus miembros migran, y el idioma parece ser una barrera cada vez más superable para cualquier persona. Quedarse hoy día en Venezuela es sinónimo a vivir en una situación difícil y además peligrosa.

Irse a vivir en el extranjero tampoco es ese tipo de decisiones que se toman para aligerarse la vida. Ciertamente, emprender dentro de sociedades distintas, donde se debe construir desde cero, es también una situación complicada y difícil. Si bien en muchos países la economía permite el progreso, existen muchos factores sociales, políticos y culturales que podrían aislar la posibilidad de tener una vida plenamente satisfactoria.


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Es por eso que quedarse hoy día en Venezuela es ese tipo de decisiones que no se pueden enfocar desde un punto de vista utilitarista. Si se ganan las fuerzas para quedarse es porque se comprende que toda la pena vale en la medida en que contribuimos a construir desde cero, espacios en donde como sociedad venezolana todavía se pueda progresar.

Es cierto que hay fuerzas dentro del país que prefieren que las cosas se sigan haciendo solo a su manera, lo que destruye cualquier tipo de oportunidad que no sea concedida por ellos por el mero obstinamiento de dominar. Estas fuerzas se hacen aún más poderosas en la medida que se van los ciudadanos que podrían entenderlas y enfrentarlas. Mientras más personas se vayan, más tiempo permanecerán en el poder los gobernantes actuales.

¿Irse o quedarse?

Es por eso que la idea de quedarse en Venezuela ya no puede venir de una forma de “facilismo”, sino más bien de un compromiso de permanecer firmes en la tierra que queremos ver mejor, de construir desde cero a sabiendas que solo los venezolanos somos responsables y autores directos de nuestro bienestar.

Por otro lado, irse nunca ha sido la decisión más sencilla. Es la idea de dejar atrás todo lo que conocemos para buscar ser validados lo suficiente como para poder ejercer un impacto positivo en otras sociedades. Implica generar nuevas amistades, nuevos contactos laborales, y un largo etcétera.

La apuesta por quedarse en Venezuela o por migrar a otros países ahora es otra. Ambas decisiones se nivelaron en el momento en que quedarse dentro del país se hizo más serio. Porque lo que se le pide al venezolano de hoy es un momento de seriedad frente a las circunstancias que se están padeciendo. No es que irse no sea un compromiso serio, sino que quedarse nunca había exigido tanta seriedad como en este momento.

En medio de esta disyuntiva histórica, los estudiantes ucabistas deben tomarse su tiempo para decidirse entre la estadía o el exilio. No se trata solo acerca de sus posibilidades económicas o sociales futuras. Se trata de hacia dónde dirigir toda la energía constructiva que poseen, de hacia dónde se verá mejor encausada, dónde será más productiva, más necesaria.

El camino a elegir ya no es obvio, ni fácil de ninguna manera. Pero aún se puede sacar lo mejor de las circunstancias. ¿En qué país se está dispuesto a construir desde cero?

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Josh De Andrade: un ucabista en calidad de servicio

Ha desempeñado cargos en la Coordinación de Deporte de IDEES y en el Centro de Estudiantes de Administración y Contaduría (CEAC).

Desde el inicio de su carrera, Josh buscó ayudar, no solo a la comunidad, sino también a los estudiantes de la UCAB, desde el área que le apasiona, el deporte. Además de ello, buscó otras formas brindar servicio, así comenzó en la política estudiantil.

Dentro de las fronteras de la UCAB

Josh es un estudiante con una vocación innata por lo social, comenzando por la universidad, hasta llegar a las comunidades que lo rodean. Ha participado en clínicas deportivas con los jóvenes en Antímano, campañas en favor a las personas con cáncer de mama, en actividades como Santa en las Calles, entre otros proyectos sociales que no solo involucran el deporte.

A pesar de haber estado presente en tantas actividades de voluntariado, Josh considera que todavía no ha hecho lo suficiente ni por la UCAB, ni por las comunidades.


“Jamás es suficiente el trabajo, siempre hay cosas que hacer”


Desde su área: la sociedad

Todos tenemos una historia que contar, momentos que nos ha marcado la vida y nos han ayudado a saber qué es lo que realmente aspiramos ser. A lo largo de la vida, las personas van conociendo hacia que ámbito prefieren desarrollarse. En el caso de Josh fue fácil, involucró su pasión por los deportes con algo que lo marcó en su formación: la ayuda a los demás.


-¿Cómo te diste cuenta que esta era tu vocación?

“En algún momento de la vida yo estaba del otro lado de la ayuda social, era quien la recibía; así que conozco muy bien las necesidades de las personas que no tienen alternativa de salir de los círculos en los que se encuentran, y ahí me di cuenta de que había que hacer algo más”.


De igual forma, Josh busca empezar con diferentes iniciativas en las que se fomente mucho más que el deporte. Todo inicia por la formación integral de los jóvenes que ayuda la universidad puertas a fuera, ya que considera que dentro de la UCAB se da el primer paso para iniciar estos proyectos que buscan ayudar a la comunidad.


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“La UCAB es la cuna de la vida”

Son cientos de actividades de formación que nuestra universidad nos brinda a lo largo de los 4-5, o más, años que estamos estudiando. Ellas te permiten crecer y descubrir cualidades que no sabíamos que tenías, o simplemente reafirmar las cosas buenas que te caracterizan.

Josh, como ucabista, afirma que la Católica le ha brindado una formación integral. Más que como estudiante, lo ha moldeado como persona. También le ha dado las herramientas básicas que considera que necesita para desenvolverse como un contador. “Considero que la UCAB es el gran motor que motiva a la personas a hacer grandes cosas, sobre todo en un país como el nuestro, es por eso que debemos valorar estas oportunidades que se nos brinda”, comentó.

Asimismo, Josh usa una premisa para definir la estadía de cada uno de los ucabistas dentro de nuestra Alma Mater: “en la UCAB uno nace”.

La forma de explicar este argumento es que las personas pasamos por diferentes lugares antes de llegar a la universidad: colegio, reuniones, grupos deportivos; pero es aquí donde se le da sentido a la vida, donde se aprende cómo es realmente la vida (con sus pros y sus contras). Esto se debe a que en la universidad formamos nuestro camino como ciudadanos  adultos.


“Ser ucabista significa muchas cosas que te moldean de múltiples maneras, pero el servicio es la principal características que nos define”