Nicola Yammine decidió estudiar derecho porque desde que estaba en el colegio le gustaba defender a sus compañeros. Él cree que las leyes deben servir para aplicar justicia, así se enamoró de la abogacía.
Al momento de comenzar sus estudios universitarios Nicola quedó en dos universidades, en la Universidad Metropolitana y en la UCAB. Eligió @lacatolica porque siempre le pareció que tenía la formación más integral, no solo se enfocaba en lo académico sino que brindaba algo más. Además, su mamá y su hermano son egresados de la misma casa de estudios que él.
La decisión de quedarse en la UCAB se vio reforzada desde el primer día de clases. Rápidamente se enamoró de la universidad, de sus instalaciones, su gente, y de sus compañeros de clase, que tenía la representación de todos los sectores y de todas las ideologías. Desde su punto de vista, la universidad, a pesar de todos los problemas, sigue teniendo unos profesores de altura que la hacen ser una de las mejores instituciones del país.
En el colegio se desempeñó como presidente y vice-presiente del Comité Estudiantil (CE) de la Academia Washington, así que no fue sorpresa que, al llegar a la universidad, se uniera al Centro de Estudiantes de Derecho (CED). Su motivación siempre fue servir a los demás, por ello, ayudaba a montar eventos del colegio y formó parte de los comité logísticos y de deporte.
En el primer año de la carrera participó en una de las coordinaciones del Centro de Estudiantes. A raíz de esto fue involucrándose en distintos proyectos, lo que hizo que al año siguiente se desenvolviera como coordinador de formación, dentro del comité integral del centro de estudiantes. Allí, trabajó arduamente en la organización y ejecución de foros y actividades de formación.
Al año siguiente se lanzó como presidente del CED. Para Nicola esta fue una experiencia distinta a las vividas en las otras agrupaciones. Gracias a ella tuvo la posibilidad de entender que cuando se ocupa un cargo de representación se tiene el poder de mejorar la experiencia de los estudiantes.
El momento de HNMUN
El actual consejero IDEES, participó por tres años en el Modelo de Naciones Unidas de la Universidad de Harvard, mejor conocido por HNMUN, por sus siglas en inglés. En el primer año su experiencia no fue la mejor, pero le permitió formarse y enamorarse de la institución.
En cambio en su segundo año ya no era el novato, sino que se encargaba de enseñar y apoyar a los nuevos delegados. En su último año fue jefe de la delegación y logró la que, asevera, fue una de las experiencias más gratificantes que ha podido tener. Ese año ganaron la mejor delegación y la mejor delegación internacional. Esto le permitió cerrar la experiencia de este Modelo de Naciones Unidas con broche de oro.
Su paso por el Movimiento Estudiantil
Desde el año 2014 ha participado en el Movimiento Estudiantil (ME) ucabista. Él piensa que este movimiento sirve para articular a los estudiantes y para montar proyectos y actividades que puedan dar un mensaje de gran relevancia. Asegura que no hay que asumir que el movimiento estudiantil no tiene tanta fuerza porque en verdad sí la tiene.
“La universidad es el reflejo de lo que yo quiero construir. La Católica ha cambiado mi vida, soy una persona antes de la UCAB y otra después de la UCAB”
Entre las enseñanzas que le ha dejado participar en la distintas agrupaciones, destaca la transformación hacia una mejor persona. Las agrupaciones hicieron de él un estudiante que, además de ver clases, hace vida universitaria, social y política.
Lo que rescata de ser un ucabista es que le da la posibilidad de entender la verdadera realidad que vive el país, y de conocer a fondo las distintas experiencias que pueden darse en los estudiantes. También destaca que el compromiso, la solidaridad y la excelencia son valores que lleva siempre de cabeza a causa de su formación universitaria.
La gran diferencia entre ser un estudiante normal y un ucabista, según Yaminne, es que un ucabista es quien se siente identificado con la universidad. En su opinión la UCAB no solo le enseñó a darle importancia a un pin en el pecho, sino también a saber que se debe portar con orgullo y honor a cualquier lugar que va.