Cuando Daniela Suárez se graduó de bachillerato se iba del país. Sin embargo, hubo un cambio de planes y esto no fue posible. Pasó un año sin estudiar, hasta que un día tomó con mucha determinación la decisión de pre-inscribirse en @LaCatólica.
Empezó sus estudios en Derecho a los 19 años. ¡Pero no fue así como así! Una vez que le lanzó la bomba a su mamá con la noticia, recibió su apoyo desde un primer momento. La cosa es que esta joven tomó como primera opción de carrera Economía. “Me pre-inscribí en economía ¡échale! Yo soy malísima con los números, imagínate mi nivel de desesperación”.
Llega el día de las inscripciones y Daniela recibió un destello de iluminación. “Cuando me estoy inscribiendo como que pienso «¿por qué carrizo yo dije que economía?» Y le pregunto a la muchacha que me estaba atendiendo qué posibilidades había de cambiarme a Derecho». Ella me preguntó mi promedio, vio que cumplía con lo que exigía y me dijo «sí, no hay problema». Total que me terminé inscribiendo en Derecho y bueno, aquí estoy”.
De Barquisimeto pa’ la capital
Experimentar un cambio total en su rutina de vida fue el cambio más radical al que tuvo que someterse Daniela. Siendo hija única, y con una especial y estrecha relación con su madre, tuvo que atravesar por el desapego de un solo golpe. Empezar a vivir con gente que no era mi familia, llegar a mi casa y que nadie me esperara, hacer sola todo… “Te hace mucha falta tu familia, la verdad”.
Sin embargo, a Suárez le cuesta tanto conversar y socializar como entender de Derecho Penal. Es decir: no le cuesta nada. Por lo que se adaptó con cierta rapidez a su nueva rutina e hizo muchas amistades en su carrera. Amistades que incluso conserva en la actualidad.
“La universidad desde que la vi por primera vez, me atrapó. Adaptarme no fue fácil. Los que estudian conmigo la mayoría se conocían del colegio y yo era nueva, literal, en todo. Hasta que eso me duró como los primeros dos meses. Como verás yo hablo un poquito más”.
Caracas la atrapó
A Daniela nunca le había gustado Caracas. La había visitado con anterioridad en compañía de sus abuelos y aseguraba “yo podré vivir en cualquier parte de Venezuela, pero nunca en esta ciudad”. Y bueeeno… Ya sabemos lo que pasó. Como dicen por ahí: ¡la lengua es el castigo del cuerpo!
“Todavía no es que me encante. Pero reconozco que es algo diferente. Es una ciudad totalmente distinta a Barquisimeto, es mucho más movida. Le vas agarrando la onda. Le vas agarrando cariño al Ávila. Hay que estar claros de que Caracas es Caracas”, afirma entre risas.
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Al principio, se trasladaba todos los fines de semana de Caracas a Barquisimeto y luego de vuelta. Actualmente no puede sostener el mismo ritmo de viajes, por un tema económico, de seguridad y ocupaciones. ¡Esta chica es una mujer ocupada!
Virtud femenina: hacer muchas cosas a la vez
Cuando Daniela quiso comenzar una carrera universitaria aplicó también para Estudios Internacionales en la UCV. Pero la primera vez, no quedó. Ya estudiando Derecho en la UCAB decide intentarlo una vez más, ¡y lo logra! Durante el primer año de ambas carreras estuvo cursándolas en simultáneo.
Le iba muy bien, pero decidió dejar sus estudios en la central. “Por los paros, la inseguridad, me fui desmotivando. Me afectaba el hecho de tener clases un mes sí, 3 meses no. Y tuve que dejarla, lo que me dolió muchísimo”, asegura.
A Daniela le han hecho la típica pregunta incómoda que le hacen a la mayoría de los estudiantes de Derecho en Venezuela: ¿por qué decides estudiar Derecho en un país en el que las leyes y el Estado de Derecho no existen?
A esto, Daniela responde con convicción: ama su carrera. Para ella, las cosas han venido haciéndose muy mal en Venezuela, y ella quiere ser parte del cambio.
“Cuando me hacen ese tipo de preguntas recuerdo una reflexión que un día nos dijo un profesor: «cuando hay una epidemia los médicos no se van. Al contrario es cuando más necesitas a un médico, y, sobre todo a tus médicos». Por lo tanto cuando hay falta de institucionalidad, cuando hay carencia del Estado de Derecho es cuando más se necesitan abogados”
Pero esto no es todo
Además de estudiar, trabaja para la organización de Derechos Humanos Defiende Venezuela, y participa activamente en el voluntariado Vive El Barrio, Daniela también ha pertenecido a diferentes agrupaciones.
Su primera experiencia en una agrupación fue en un modelo de Corte Internacional de Justicia, en el que representó a la República de Brasil. Después, en el 2016 participó en la competencia de Corte Penal Internacional, en Holanda.
En el año 2017, estuvo en el Deca IURIS que es un concurso de Derecho que organiza su facultad. Asimismo, dijo presente en la competencia internacional Víctor Carlos García Moreno que se hace en México, también en el ámbito Penal Internacional.
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Esta competencia en México fue particularmente difícil. A pesar de que era más o menos de la misma naturaleza que las otras competencias en las que había estado. Fue especialmente ruda porque el equipo era originalmente de 6 personas pero por un tema económico solo pudieron viajar 2. Ella y su compañero Omar Piñango.
Actualmente, Daniela Suárez se encuentra participando en la Vigésimo Tercera edición de American University. Una competencia que realiza dicha universidad, y trata sobre un modelo de Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Este año la competencia se realizará en Washington del 20 al 25 de mayo y tratará, fundamentalmente, sobre violencia de género. Además, tienen pensado recibir a personas de más de 94 países, de todos los continentes y más de 200 jueces.
Compromiso social
Desde que estaba en Barquisimeto acostumbraba hacer obras sociales con su madre. Al menos una vez al año unían fuerzas con otras personas para llevar ayuda y cambios positivos a alguna comunidad. Cuando llegó a Caracas se encontró con Vive El Barrio.
Igualmente, asegura que, la mayor retribución la consiguió cuando participó en competencias internacionales, en el cual ha logrado que la gente se lleva otra imagen de los venezolanos. Que Venezuela no es un país que solo tiene crisis, sino gente que aporta.
Con respecto a esto, afirma con la mayor de las certezas que un país se construye no por los recursos que pueda tener, se construye por su gente. “Siento que esa es una esperanza que tenemos los venezolanos. Porque a pesar de tantas cosas negativas en nuestra contra, todavía existe gente que está dispuesta a dar lo mejor de sí, a contribuir desde su ámbito. Y eso debe llamar nuestra atención, es importante, debe decirnos algo”.
Escrito por: Violeta Odreman.